Investigación de profesores de Wharton muestra que la ira no tratada puede hervir hasta transformarse en problemas mayores para la empresa y sus empleados.
¿Se ha sentido tan enojado por un incidente puntual hasta el punto de no conseguir frenar sus sentimientos negativos e impedir que se extiendan a otros aspectos de su vida? Si la respuesta es sí, sepa que su caso no es único. Un estudio de Maurice Schweitzer, profesor de las Operaciones,Información y Decisiones de Wharton, y Jeremy Yip, profesor e investigador en Wharton, muestra que la ira puede influir en las personas que se encuentran en las empresas y se comportan de manera fraudulenta en áreas que no tienen nada que ver con el conflicto original.
Su estudio, “Insana y engañosa: la ira incidental lleva al engaño” [Mad and Misleading: Incidental Anger Promotes Deception], tiene aplicaciones interesantes para el lugar de trabajo, donde la ira no tratada puede hervir hasta transformarse en problemas mayores para la empresa y sus empleados. Schweitzer y Yip hablaron con Knowledge@Wharton sobre sus hallazgos.
A continuación, la versión editada de la entrevista.
-Por favor, hable un poco sobre su investigación.
Jeremy Yip: Nuestro trabajo establece una conexión entre sentir ira y engañar a los demás. El engaño es un comportamiento común que se produce en las empresas y representa un reto importante en una serie de interacciones interpersonales. Por ejemplo, en las entrevistas de trabajo, los candidatos pueden hacer declaraciones erróneas para dar una impresión positiva. En las negociaciones, los negociadores mienten sobre los beneficios de la empresa para reclamar más valor por ella.
Lo que investigamos fue si la ira incidental ─la rabia que se desencadena por un episodio no relacionado con la situación que la desencadenó─ puede hacer que el individuo recurra al engaño. Constatamos que las personas llenas de ira son más propensas a mentir a los demás. También constatamos que cuando la gente siente rabia, está menos interesada en cómo sus acciones afectan a los demás. Por lo tanto, se sienten desinhibidas a la hora de recurrir al engaño en función de sus propios intereses.
-Una idea interesante del estudio es que hay una rabia sin causa aparente que procede de algo que se transfiere a otra situación. ¿Es así?
Maurice Schweitzer: Sí, este es un punto muy importante. Estudiamos lo que se llama ira incidental, la rabia que se desencadena por algún evento irrelevante. Tal vez usted haya discutido con su cónyuge y después tenga que ir a una reunión de negocios. O puede haber tenido un desacuerdo con un compañero y tenga que encontrarse con otro. Si la situación no tiene nada que ver con la anterior, la ira no debería influir en su comportamiento. Sin embargo, creemos que esto es lo que realmente sucede. Esta ira se traslada a una situación que no tiene nada que ver con ello. Tendemos más fácilmente al engaño porque sentimos la ira anterior, y esa rabia todavía influye y guía nuestro comportamiento.
- ¿Por qué esta ira lleva al engaño, y no a la hostilidad?
Schweitzer: Descubrimos que la ira, tal y como Jeremy estaba explicando, nos desinhibe. La empatía disminuye, por lo que nos preocupamos menos por la gente en general. Nos sentimos más libres o liberados para perseguir nuestros propios intereses. En nuestros estudios, hemos constatado que cuando la gente está enfadada, se preocupa menos por los demás. Ellos no están interesados en tomar represalias o perjudicar a otros al azar. En realidad, es una preocupación menor por ellos, y la búsqueda de intereses personales gana fuerza. Este interés ya no está restringido por nuestra empatía por los demás. Así nos comportamos en general. Cuando sentimos ira, nos preocupamos menos por los otros. Descubrimos que es mucho más probable que tenga lugar el engaño.
-¿Cuáles fueron las principales conclusiones del estudio?
Yip: En nuestra investigación, nos centramos en el engaño en nuestro propio beneficio. Se trata de mentiras que proporcionan ventajas al mentiroso a expensas de un objetivo. Cuando la gente dice mentiras en beneficio propio, por lo general lo hace mediante el cálculo de los costes y beneficios para ellos, pero también los costes y beneficios para los demás. Descubrimos que influirán en estos cálculos, que las personas enfadadas están más preocupadas por sus propios beneficios y toman menos en cuenta el daño que pueden causar a terceros. Esto hace que practiquen el engaño.
Nuestros principales hallazgos muestran que cuando una persona está enojada, incluso cuando esa ira está desencadenada por una situación que no tiene nada que ver con la situación que la causó, la persona tiende más a mentir. Descubrimos también, como dijo Maurice, que la gente enojada tiene menos empatía por los demás. Esto les desinhibe y permite que asuman un comportamiento más egoísta, que les lleva a mentir, por ejemplo. Descubrimos también que la influencia de la ira sobre el engaño es específica, y no cualquier emoción negativa. Hemos contrastado la influencia de la ira con la influencia de la tristeza sobre el engaño, y descubrimos que sólo la ira puede predecir el comportamiento engañoso.
- Creo que el engaño es algo que se calcula de antemano, a diferencia de la reacción inmediata. La ira, sin embargo, es una emoción que hace que una persona actúe de forma rápida y sin pensar, por lo que hay una desconexión, en mi opinión. ¿De qué manera eso aparece en su investigación? Sé que hizo cuatro estudios para llegar a sus conclusiones, ¿cierto?
Schweitzer: Correcto. Hicimos una serie de estudios, y en todos nos encontramos con el mismo modelo. La ira se desencadena por un evento no relacionado: debido a una retroalimentación muy negativa o algo bastante molesto que se presenció.
En varias inducciones diferentes, encontramos que esta ira que se desencadena inmediatamente asume la forma de un comportamiento en cierta manera más estratégico. Es decir, cambia nuestro cálculo. La idea principal es que nuestra empatía disminuye.
Nos preocupamos menos por los demás y nos preocupamos más por nuestros propios intereses. Este enfoque limitado es lo que nos conduce a la manifestación de este comportamiento egoísta que, en nuestro caso, fue el engaño. No es ético y por otra parte, hace prosperar nuestros propios intereses a expensas de otros.
-Es fácil ver cómo esto podría ser aplicado en muchas áreas de la vida, la política, las relaciones con el mundo y todo lo demás. Pero, en el trabajo, ¿cuáles son las implicaciones? ¿Hay algo que la gente pueda hacer al respecto?
Yip: Bueno, insistimos a los líderes, gerentes y empleados para que reconozcan que en nuestros momentos de rabia, podemos perder la brújula moral. Sugerimos que los gerentes presten mucha atención a la vigilancia de sus empleados cuando ven que están enojados. Esto se debe a que los empleados iracundos son más propensos al embuste.
-¿Existe la tendencia en alguien que esté enojado en hacer algo que no sea bueno para la compañía?
Schweitzer: Sí. Creo que, como dijo Jeremy, es importante que reconozcamos lo que es verdad para nosotros. Esto es, nuestra brújula moral puede dejar de señalar claramente hacia el norte cuando sentimos ira. Esto se aplica también a los demás. Es decir, otras personas se comportarán de manera más estratégica y de una manera que ponga de manifiesto su interés personal, así como de forma menos ética, cuando se sientan enojados. Insisto en que puede haber sido algo sin relación que les hizo sentir de esa manera.
- ¿Está sugiriendo que hay ventajas en desarrollar algún tipo de auto-conciencia en la gente que es beneficioso para la empresa?
Yip: Creo que el objetivo es hacer que los empleados sean conscientes de sus inclinaciones cuando se sienten enojados. El engaño conceptualiza un proceso cognitivo. Lo que estamos mostrando aquí es cómo las emociones pueden tener una profunda influencia en el proceso. Sin embargo, también queremos instar a los líderes y gerentes para que reconozcan este comportamiento en sus empleados y, por tanto, tal vez, intervengan en la situación. De acuerdo con otra investigación relacionada, cuando las personas se dan cuenta de que sus emociones son secundarias o irrelevantes, eso también puede disminuir los efectos de la emoción en el comportamiento.
- ¿Qué cosas le sorprendieron en la investigación?
Yip: Comparamos las personas enfadadas con personas neutrales en los casos donde había incentivo y en los casos donde no lo había. Constatamos que fuimos capaces de separar el motivo de dañar a otros del motivo que llevaba a la gente a buscar su propio interés. De manera que cuando las personas se enojen, no sean punitivas y perjudiquen a los demás a su alrededor. En lugar de eso, constatamos que cuando la gente se pone nerviosa, la ira dificulta la empatía. Esto conduce a un comportamiento con más interés en uno mismo. En este caso, siguen movidas por el egoísmo.
-¿Qué distingue esta investigación de otras en esta área?
Schweitzer: Una idea clave aquí es la conexión entre la emoción y el conocimiento. Lo que sentimos, a pesar de que tiene que ver con la situación actual, influye en la forma en que pensamos y cómo actuamos. En este caso, estamos vinculando la ira al comportamiento engañoso y poco ético. Este es el primer estudio en hacerlo. A menudo nos sentimos enfadados en el trabajo. A menudo nos sentimos enojados cuando estamos en conflicto con otra persona. Nuestro trabajo es el primero en demostrar que cuando sentimos rabia, eso puede en realidad hacer que tengamos un comportamiento disimulado y más egoísta de lo que normalmente toleraríamos. Y como empresa, sin duda debemos ser muy conscientes de eso.
- Esto sugiere que, en algunos aspectos, la asistencia y los cursos para la resolución de conflictos serían beneficiosas para la empresa. No sólo para tener menos conflictos y más cooperación, sino también para reducir un poco el malentendido que pudiera surgir del conflicto.
Schweitzer: Correcto. Hay que reconocer que los sentimientos de los demás guiarán su comportamiento de manera predecible y debemos ser sensibles a esto. Jeremy mencionó que el reconocimiento de las emociones puede ayudar a disminuir sus efectos. Sin embargo, también tenemos que ser plenamente conscientes de que la forma en que sentimos debe influir en la manera de pensar y comportarse. En algunos casos, podemos obstaculizar el comportamiento ético silenciando la ira.
Yip: No es que cuando nos sintamos enojados queramos tomar represalias, sacando provecho de las personas. Alguien se enojó conmigo o alguien bloqueó mi objetivo, por lo que quiero desquitarme con alguien. Eso no es lo que observamos. Lo que encontramos fue que estas personas han llegado a ser simplemente más egoístas, apegadas a sus intereses y menos afectadas por las preocupaciones de otros a la hora de hacer prosperar sus objetivos. Creo que esta fue una de las cosas más sorprendentes de la investigación.
- ¿Cuál es la próxima etapa de su estudio?
Yip: Las conclusiones contribuyen a nuestro trabajo actual en que investigamos la relación entre la ira y la toma de perspectiva. Lo que estamos empezando a descubrir, y que es consistente con parte del trabajo que acabamos de discutir, es que cuando la gente está enfadada, se vuelve más egocéntrica.
La toma de perspectiva es un tipo diferente de proceso cognitivo en el que las personas adoptan el punto de vista de un tercero en la situación. Estamos aprendiendo que las personas que están enojadas tienden a anclarse en su punto de vista y no ajustan o dan cabida a las opiniones de los demás.