Sólo el 22% del equipo de alta dirección de las empresas familiares está formado por mujeres.
El potencial femenino en el mundo laboral está en constante crecimiento; sin embargo, el acceso a la oportunidad de liderar empresas sigue siendo más bajo respecto de los hombres, ya que sólo 22% del equipo de alta dirección de las empresas familiares está formado por mujeres, revelaron especialistas durante el 8° Encuentro de Familias Empresarias, “Liderazgo Femenino en las Empresas Familiares: Retos y Oportunidades”.
Salvatore Tomaselli, profesor del IESE Business School y de la Universidad de Palermo, señaló que entre las razones de esta situación se encuentran la actitud social negativa que generan diversos países y culturas hacia la mujer, los bajos niveles de conocimiento empresarial y dificultad de acceso a mercado de capitales, así como cuadros normativos e institucionales poco favorables.
Destacó que el emprendimiento para las mujeres ha sido en muchas circunstancias y en países poco desarrollados un vehículo de promoción social e independencia económica, ejemplo de ello son los microcréditos, idea que surge cuando Muhammad Yunus en Bangladesh decide crear e impulsar esta herramienta financiera a través de un grupo de mujeres de la comunidad, para financiar distintas iniciativas de emprendimiento.
De esta forma, señala, han empezado a surgir nuevas políticas para reducir el gender gap en el emprendimiento, así como generar ayuda para que las mujeres comiencen a desarrollar sus propias empresas.
“Varios países exploran la posibilidad de utilizar fondos públicos para favorecer a las mujeres que quieren emprender con incubadoras o aceleradoras, además se han diseñado programas de educación que favorecen la adquisición de una mejor cultura empresarial entre mujeres”, dijo durante el evento organizado por el Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección (CIMAD) y el Centro de Investigación para Familias de Empresarios (CIFEM-BBVA Bancomer) de IPADE Business School.
Asimismo, destacó que las mujeres en las empresas familiares siempre han tenido un rol central, pues en épocas de guerra son ellas quienes han dado continuidad a los negocios mientras los esposos estaban en combate.
De acuerdo con un estudio de Ratten Dana and Ramadani, las mujeres crean diferentes tipos de empresas familiares fundadas en relaciones de confianza más que en relaciones económicas, como sucede en empresas dirigidas por hombres.
“Las mujeres tienden a ser líderes transformacionales naturales que promueven el espíritu de compromiso, la participación de todos, comparten el poder y la información, son capaces de despertar pasión e inspirar a quienes dirigen; tiene la capacidad de gestionar los momentos de crisis”, destacó.
Agregó que de acuerdo con una investigación desarrollada por el Cox Family Enterprise Center de Kennesaw State University, las empresas familiares de mayor tamaño y más longevas están promoviendo la participación de mujeres en puestos de liderazgo, convirtiéndose en modelos a seguir por los beneficios que supone la complementariedad hombre-mujer en el liderazgo y el gobierno de todo tipo de empresas.
Las mujeres en puestos de liderazgo tienen un efecto positivo en las labores de filantropía y responsabilidad corporativa, así como en el cuidado del medio ambiente y de la comunidad en la que la empresa opera, lo que genera un refuerzo positivo que lleva a más mujeres, especialmente a la generación millennials a buscar formar parte de la empresa familiar.
Por su parte, María Piedad López Vergara, investigadora del INALDE Business School, aseguró que ha incrementado la participación femenina en cargos directivos y de emprendimiento, ya que actualmente, las mujeres desempeñan roles importantes en sectores que anteriormente eran de predominio masculino: construcción, automotriz y manufactura; sin embargo, las mujeres han desempeñado un rol poco visible en las Empresas Familiares.
La académica considera que esta tendencia en Latinoamérica está marcada por la falta de interés y participación en el negocio (paternalismo) en las primeras generaciones, sin embargo, esto cambia en las segundas y siguientes generaciones.
“En México 19% de las mujeres son emprendedoras comparado con 23% de los hombres, esto se da porque hay más espacios de formación femenino. La mayoría de las emprendedoras comienzan un negocio por la falta de trabajo, necesitan crear patrimonio para su familia, lo que con el paso del tiempo se dan cuenta que están logrando algo importante que genera impacto para los demás”.
La investigadora del INALDE destaca que dentro de los principales retos a los que se puede enfrentar la mujer en las empresas familiares está el conflicto de rol profesional vs. familiar; así como los que surgen entre los miembros de la familia por trabajar en la misma organización.
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