Estos insectos voladores son portadores de diferentes tipos de bacterias tanto en las patas como en las alas.
De seguro has dejado algún alimento encima de la mesa y, tras un rato, notaste que una molesta mosca se paró sobre él. A pesar de eso, es probable que la comida haya parado en tu estómago de igual forma.
Eso es exactamente lo que, según un nuevo estudio, no debes volver a hacer.
Y es que estos insectos serían portadores de enfermedades que podrían dañar, seriamente, nuestro organismo.
Eso fue lo que descubrió un grupo de científicos de la Universidad Estatal de Pensilvania, la Universidad Tecnológica Nanyang de Singapur y la Universidad Federal de Río de Janeiro, quienes analizaron a más de un centenar de moscas de todo el mundo.
Con esto, hallaron que, en promedio, las moscas son portadoras de diferentes tipos de bacterias tanto en las patas como en las alas.
Éstas, recogidas de las fecas y animales muertos que se encuentran durante su vuelo. De acuerdo a la investigación, todo eso se transferiría hacia los alimentos en que la mosca se sitúa. Por esto es que las definen como “el vehículo perfecto” para propagar microorganismos malignos.
Una de las tantas bacterias descubiertas en el cuerpo de las moscas fue el Helicobacter pylori, vinculada a las úlceras intestinales.
Por tanto, aterrizando -tal como lo hacen los insectos en tu comida-, deberías pensarlo dos veces antes de pasar por alto que una mosca estuvo en tu plato.