Se trata de métodos educativos que, basados en las nuevas tecnologías, se adaptan a las necesidades y el nivel de los niños.
Libros de texto, cuadernos, carpetas y lápices. Poco ha cambiado la mochila que preparaban los alumnos hace décadas con la que llevan hoy los más pequeños al colegio, pero eso no es todo lo que sigue igual. En la escuela tradicional hay todavía problemas sin resolver que llevan a algunos padres a elegir educar a sus hijos al margen del sistema. En Chile, poco más de 1.200 niños estudian por internet la etapa escolar en los llamados colegios online, a lo que se le suman las 300 familias que optan por el homeschooling, o educación en casa.
La masificación de las aulas, la falta de atención individual al alumno, los problemas fuera del aula (los problemas de convivencia), la falta de flexibilidad de los maestros, así como la permanencia del mismo docente durante todo el curso a pesar de que a veces no sea el óptimo, los planes de estudios basados en contenidos no relevantes para algunos padres, la pobreza del entorno escolar, el desacuerdo con determinada educación moral y religiosa, el bajo nivel académico de la media de la clase y la consideración de la escuela como un entorno negativo motivan a algunas familias a enseñar a sus hijos fuera del sistema, según un estudio de Bruce Araai, investigador de la Universidad de Brantford en Canadá.
“Estos padres rechazan las clases magistrales y los libros de texto como única guía para aprender, implicándose ellos mismos como tutores didácticos, y apuestan cada vez más por un aprendizaje personalizado basado en las nuevas tecnologías. La tableta, el PC y el smartphone, utilizados por los niños a diario, les permiten conectarse y sentirse protagonistas de lo que están haciendo, pero, a la vez, se usan bajo la supervisión paterna para tareas que de verdad aportan en su educación. Además, las redes sociales han sacado del aislamiento a los padres que optaban por este modelo educativo”, explica Javier Arroyo, cofundador de Smartick, método online que apoya la enseñanza de las matemáticas en niños de entre 4 y 14 años.
Y agrega: “Muchas veces, los niños que fracasan en el colegio podrían haberlo evitado con una detección temprana de los problemas que tenían, y eso, en casa, es fácil, con mucho más tiempo para dedicarle a cada hijo. La ratio de alumnos/padres es claramente favorable para la intensidad del aprendizaje, aunque haya millones que sigan prefiriendo una educación homologada y la socialización que ocurre sólo en el colegio. Son estos mismos padres los que comprenden que las nuevas tecnologías pueden convertirse en un apoyo fundamental del proceso, razón por la cual plataformas como la nuestra están tomando cada vez más relevancia en el aprendizaje de los niños”.
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