Un estudio de la Zeppelin University y de Siemens Stiftung reveló además que en México menos de la mitad de las empresas sociales reciben ingresos por el pago directo de sus servicios o productos
Más del 76% de los fundadores de empresas sociales que han recibido apoyo técnico o financiero cuenta con grado de maestría o doctorado, reveló un estudio sobre empresas sociales y sus ecosistemas en mercados emergentes, entre ellos México, realizado por la Universidad alemana Zeppelin y la organización Siemens Stiftung.
Para la Investigación Internacional sobre la Red de Empoderamiento de las Empresas Sociales (IRENE), los investigadores consultaron a 286 empresa sociales y 148 inversionistas de México, Colombia, Kenia y Sudáfrica. El estudio completo se dará a conocer en marzo próximo.
En el marco de la Cumbre Global de Negocios Sociales 2014, que concluyó el sábado con un mensaje público de Mohammand Yunus, en la Expo Bancomer, los autores del estudio Lisa M. Hanley, Aline Magaux y Tim Weiss, explicaron que el consumidor final paga directamente por productos o servicios en más del 50% de las empresas sociales. México tuvo la cifra más baja, de 45 por ciento.
Esta situación limita la capacidad de las empresas para cumplir sus objetivos sociales. En contraste, las organizaciones que reciben donaciones tienen un enfoque más fuerte en personas en pobreza extrema.
“México tiene una mayor tradición de empresas sociales sin ánimo de lucro. La diferencia entre este país y Colombia, respecto a Kenia y Sudáfrica es que en América Latina el sector público es más importante para el financiamiento de empresas sociales que en África, a través de contratos y fuente de ingresos”, explicó Aline Magaux.
En el 2013, México tenía registradas 35,000 organizaciones sin ánimo de lucro, de la cuales 85% se financia a través de donativos, estimó Julio Salazar, director de la consultora Cirklo, en una nota firmada por agencias y publicada por el sitio sipse.com.
Los investigadores alemanes dijeron que de los cuatro países, México tiene el ecosistema emprendedor más desarrollado: cuenta con inversionistas, hay muchas empresas sociales y cuenta con un mapeo del sistema. A pesar de ello, los emprendedores sociales tienen problemas para acceder al financiamiento.
“Su reto más grandes es acceder a un financiamiento adecuado. El 33% de las compañías sociales dijo que es su reto principal, el 26% dijo que el segundo es balancear sus objetivos comerciales con los sociales y el tercer reto, con 12%, es medir el impacto social”, expusieron.
Los investigadores explicaron que al depender de los donativos, las organizaciones sin ánimo de lucro están sujetas a cumplir proyectos y medir a cuánta gente impactan, pero no cuenta con capital para gasto corriente y operacional para invertir en material de trabajo.
“Es muy difícil acceder a ese tipo de donaciones, por eso este movimiento de transformarse, pero es muy difícil lograrlo”, reconocieron.
Cabe recordar que, de acuerdo con el Global Entrepreneurship Monitor (GEM) 2013, la actividad emprendedora en México pasó del 12.6 a 14.8% en 2013, en contraparte, el abandono de empresas antes de cumplir tres años y medio creció de 2.6 a 4.8% en el mismo periodo.
El perfil emprendedor mexicano es el del adulto joven, entre 25 y 44 años, principalmente con todo de educación media superior con un ingreso medio, quienes inician un negocio como una oportunidad para aumentar sus ingresos y tener mayor independencia.
Concluye GSBS 2014
Luego de cuatro días de actividades, que iniciaron con la presentación del estudio de la Universidad de Zeppelin y concluyeron con la conferencia magistral abierta al público del Premio Nobel de la Paz 2006 Muhammad Yunus, terminó la Cumbre Mundial de Negocios Sociales, celebrada en la Expo Bancomer Santa Fe.
El evento contó con el apoyo del Instituto Nacional del Emprendedor (Inadem) y durante dos días abordó temas como la responsabilidad social corporativa y los negocios inclusivos, casos de éxito, y las perspectivas de los emprendedores sociales para los próximos años.
En su mensaje final, Yunus indicó que cada vez más empresas grandes son parte de proyectos de desarrollo social, al darse cuenta que la responsabilidad social va más allá de hacer donativos que a la larga son menos productivos.