Un estudio de la Universidad de Bloomberg muestra una caída de 24% en la cantidad de estudios inscritos entre 2006 y 2014, frente a un alza de 43% de las pruebas financiadas por privados en ese mismo período.
Una influencia creciente de las pruebas clínicas desarrolladas por compañías que tienen un interés en los resultados y, con ello, una dilución del impacto de las pruebas financiadas por el gobierno. Esa es la principal alerta que encendió un estudio de Escuela de Salud Pública Johns Hopkins, de la Universidad de Bloomberg, EE.UU.
De acuerdo con la investigación, publicada en la revista científica JAMA, el número de pruebas clínicas financiadas por privados pasó de 4.585 en 2006 a 6.550 en 2014, un aumento del 43%. En contraparte, las pruebas clínicas registradas que recibieron financiamiento del Instituto Nacional de Salud (NIH, por su sigla en inglés) pasó de 1.376 en 2066 a 1.048 en 2014, una caída del 24%.
"Mi preocupación es que las pruebas independientes van a la baja y eso significa que tenemos menos datos de alta calidad, que no tengan influencia de intereses comerciales", dijo el líder del estudio y profesor asociado del Deparatamento de Epidemiología de la univesidad, Stephan Ehrhardt.
El académico explicó que "cuando yo hago una prueba financaida por el gobierno que compara dos tratamientos, comienzo con asumir que ambos son iguales. No tengo un interés financiero en el resultado. Sin embargo, cuando una empresa farmacéutica prueba su nuevo producto, la objetividad puede estar en riesgo, porque cuesta millones de dólares desarrollar y probar un producto para ponerlo en el mercado".
Para desarrollar el estudio, Ehrhardt y sus colegas utilizaron datos de la página ClinicalTrials.gov para determinar qué proporción de pruebas eran financiadas por el sector pública y cuántas por la indutria.
"Necesitamos una discusión sobre cómo gastar de mejor manera los presupuestos para la investigación en salud", concluyó el académico.