Desde hace 15 años está vinculada a Desem, Jóvenes Emprendedores, una organización educativa que capacita a niños, niñas y jóvenes en diversas habilidades como el pensamiento crítico, trabajo en equipo, comunicación, gestión financiera, emprendedurismo.
ElObservador.com. Como personas más libres, con más opciones y con la capacidad de poder elegir fuera de lo políticamente correcto, percibe a los jóvenes la presidenta del Comité Ejecutivo de Desem y socia de PWC Uruguay, Patricia Marques. Es contadora e hizo toda su carrera profesional en la consultora PWC. Estudió contabilidad porque le gustaban los números y trabajar con gente. También se sintió atraída por tratarse de "un área que tiene mucho de creatividad, de profundizar y que no es para nada rutinaria porque siempre están cambiando las normas".
Además, desde hace 15 años está vinculada a Desem, Jóvenes Emprendedores, una organización educativa que capacita a niños, niñas y jóvenes en diversas habilidades como el pensamiento crítico, trabajo en equipo, comunicación, gestión financiera, emprendedurismo. La organización, con presencia en 115 paíes, tiene 30 años en Uruguay. El año pasado, impactó en 5.920 jóvenes, a partir de 25 proyectos, con la participación de 450 voluntarios.
En los últimos seis años, Marques ha estado al frente de esta institución a la que llegó con el propósito de "tratar de aportar un granito de arena".
-¿Cómo se vinculó a Desem?
Me gusta la actividad social; tratar desde la sociedad civil de complementar lo que son políticas públicas y aportar desde donde se pueda. Era docente en la Universidad Católica y había un alumno que invitaba a los otros a las actividades de Desem; me empezó a contar lo que hacían. Tenía clientes que integraban el directorio y que me hablaban también.
-¿Cuáles son los objetivos de la fundación?
Básicamente se trabaja desde el emprendedurismo en un concepto más amplio: es más como actitud de vida, ya sea para lo profesional o para tu vida personal. Si yo voy a emprender, voy a decidir a dónde quiero ir y voy a ver qué tengo que hacer, qué ayuda preciso, qué capacitación y qué aportes. Todos los programas que tenemos están enfocados a desarrollar una cantidad de capacidades y habilidades que de alguna manera aportan a eso: pensamiento crítico, trabajo en equipo, creatividad, comunicación, gestión financiera, orientación laboral, y confianza personal. No hay clases magistrales, sino que son actividades en las que ellos hacen. Eso les gusta mucho (a los participantes). El hacer, de alguna manera, genera la satisfacción de que estás logrando cosas. Además, el aprendizaje es mucho mayor a cuando escuchas en una clase.
-¿Qué hacen los empresarios en Uruguay para fomentar el emprendedurismo?
Hay de todo. Hay empresarios que tienen muy arraigado el concepto de que el emprendedurismo es algo positivo para su empresa y, de alguna manera, lo buscan fomentar entre las personas (que trabajan en su empresa) tratando de desafiarlas permanentemente, dándoles oportunidades, dejándolas que se equivoquen, escuchando las opiniones. Porque todo eso hace que se animen, que crezcan, que puedan desarrollarse y que sean emprendedores dentro de una organización.
Después tenés al empresario que fomenta el emprendedurismo afuera. Por ejemplo, el directorio de Desem está compuesto por unas 15 personas que integran empresas de primer nivel y que están convencidos de que a través de la educación y de mejorar todas estas capacidades es que van a poder desarrollarse mejor y que vamos a tener un mejor país.
-¿Cómo le parece que es percibido el sector empresarial en Uruguay?
Es respetado y escuchado. En particular, con actividades como las que hacemos en Desem, el sector empresarial está muy involucrado.
Somos un puente entre lo que tienen los empresarios para brindar (su capacidad de transmitir sus conocimientos, sus experiencias, y hasta en lo económico) y los niños y jóvenes.
-¿Qué cambios percibe en las nuevas generaciones?
Hace poco escuchaba decir que los jóvenes siempre fueron diferentes a la generación que los precedió, y si buscás hay frases de los griegos que decían cosas como "con esta generación no sé a dónde vamos a ir a parar". O sea que siempre hubo ese conflicto de intereses, o de formas de ser o de pensar entre los jóvenes, los padres y los abuelos. Ahora esta generación está muy cuestionada y escuchás todo el tiempo que los jóvenes no se comprometen, que cambian de trabajo todos los días, que no les interesan las cosas. Yo no tengo esa visión. Creo que han evolucionado hacia personas que son mucho más seguras de sí mismas. Son mucho más libres, en el sentido de que tienen otra capacidad de analizar las opciones que se les presentan y de elegir, aunque no sea la opción más políticamente correcta o la más esperada. Van buscando sus caminos.
Hace 30 años, la mayoría seguía un mismo camino y no se lo cuestionaba mucho. Ahora los veo con una seguridad bien diferente en lo que quieren, en lo que pueden, y eso me parece que está bueno. (...) En ciertos aspectos tienen una sensación de inmediatez, quieren que las cosas ocurran ya, o se aburren rápidamente de lo que están haciendo porque no le ven el propósito.
Creo que no es ni bueno ni malo, es diferente, y hay que aprovechar lo mejor. Lo más inteligente que podemos hacer todos es complementarnos y aprender unos de otros.