Solicitar estudios médicos innecesarios sólo para ver "qué se encuentra" o "cómo está el paciente" puede ser perjudicial para la salud mental y física de las personas, además de generar gastos evitables, alertan especialistas.
Telam. "Prevenir es mejor que curar, dice el dicho, y muy poca gente podría cuestionar eso. Sin embargo está científicamente demostrado que la realización de estudios y tratamientos con fines supuestamente preventivos puede ser perjudicial para la salud mental y física de los pacientes, además de generar un gasto evitable al sistema de salud", dijo a Télam Silvio Payaslian, director médico de la Clínica Zabala.
El especialista explicó que los modelos clásicos de prevención son tres: la primaria, que busca disminuir la prevalencia de una enfermedad en pacientes sanos -como por ejemplo a través de la vacunación- y la secundaria, que disminuye la incidencia de las enfermedades, como por ejemplo a través del estudio papanicolau, que busca cáncer de cuello uterino en etapas iniciales.
En el caso de la prevención terciaria, la enfermedad ya está presente. El paciente está enfermo y se busca disminuir la mortalidad o discapacidad que la afección provoca. Un ejemplo es el tratamiento precoz del paciente con infarto de miocardio mediante la realización de una angioplastía.
"Pero desde fines del siglo pasado se incorporó a la medicina un nuevo concepto, la prevención cuaternaria, que se refiere a las acciones que el sistema de salud debe realizar para evitar el daño provocado por el mismo sistema de salud", explicó Payaslian.
El especialista señaló que el concepto "nació en un contexto en el que los individuos se sienten mejor cuanto más estudios y tratamientos se les hagan y los médicos se sienten (erróneamente) más seguros cuánto más estudios indican, como pasa cuando un profesional pide una tomografía de cerebro a cualquier paciente con dolor de cabeza".
"Se entra así en un proceso en el que se medicaliza la vida y del que es difícil salir, por lo que es tarea del médico explicarle al paciente claramente por qué no hay que hacer tal o cual estudio o suspender tal tratamiento. Si se realizan estudios simplemente para ver qué se encuentra lo más probable es que se encuentre algo, pero ese algo no necesariamente debe ser un tumor maligno", completó.
María Noble, secretaria de la Sociedad Argentina de Medicina Interna General y Médica Clínica, coincidió y aseguró que "hay una extraordinaria cantidad de estudios que se solicitan innecesariamente".
"Un ejemplo paradigmático son los chequeos médicos que varias instituciones ofrecen a la gente y donde parecen no importar edad, sexo, antecedentes familiares o hábitos, sino que se somete a todo el que lo solicita a un gran número de estudios innecesarios", graficó.
Entre los daños que esas prácticas pueden ocasionar la especialista señaló los "resultados falsos positivos", que implican la repetición de un estudio o la realización de otro para descartar una patología, la pérdida de tiempo y dinero y el daño psicológico que eso implica.
"En general los excesos preventivos, diagnósticos y terapéuticos tienden a producir un desvío de recursos de las personas enfermas a las sanas, de los ancianos a los más jóvenes y de los más pobres a los que tienen mayores recursos", subrayó.
Por su parte Karin Kapitowski, jefa del Servicio de Medicina Familiar y Comunitaria del Hospital Italiano de Buenos Aires, consideró que "más no siempre es mejor".
"Todos los estudios tienen efectos adversos, por lo que no podemos dañar por exceso (quien recibe una práctica innecesaria) ni por defecto (quien no accede porque el sistema está "entretenido" proveyendo cuidados redundantes e inútiles)", enfatizó en diálogo con esta agencia.
Y completó: "Todo esto hace que además la salud se deposite en el control médico, cuando tiene que ver con condiciones de vida".
"Quien no sabe buscar tampoco sabe lo que encuentra", resumió el pediatra Diego Montes de Oca, quien también afirmó que no se justifica hacerse estudios porque sí.
"No es beneficioso para el médico ni para el paciente realizar estudios sin justificación científica, ya que no ayuda a la buena salud de las personas", añadió.
Por supuesto, no se trata de caer en el defecto contario: nunca pedir ningún exámen, a menos que haya varios síntomas claros y consistentes entre sí. Aunque estos últimos no estén, hay casos en que los exámenes sin síntomas se justifican. Es por ello que la cardióloga Bibiana Rubilar de Seggio remarcó que sí es importante hacer chequeos preventivos en aquellos pacientes que tienen antecedentes heredo-familiares y padres que fallecieron por muerte súbita, enfermedad cardíaca o cánceres antes de los 65 años.
"También es importante para los deportistas de alto rendimiento, que tienen mucha exigencia física y en los que se indican además del análisis de sangre de rutina y radiografía de tórax una evaluación clínica cardiológica, un ecocardiograma y una ergometría, entre otros", detalló.