La seguridad de una locación puede ser un punto débil o fuerte, pero que afecta la decisión de candidatos que planean estudiar en el extranjero, y de las escuelas que buscan expandirse o colaborar en otras regiones.
Para una escuela de negocio la seguridad de una locación es un factor que, si bien no es tan mencionado por los medios especializados, sí pesa en determinadas decisiones administrativas de la institución. Por una parte, llega a influir en cierta medida sobre la decisión de un candidato que opta por cursar un MBA en el extranjero, o en todo caso lejos de su residencia. Por otro lado, la dirección de la escuela debe tener en cuenta la seguridad de los lugares a donde envía sus estudiantes y académicos de intercambio, o los destinos que incluye en programas que implican visitas al extranjero. Es un aspecto crucial cuando la escuela decide abrir un campus en otro país.
Es interesante conocer cómo las escuelas globales y regionales manejan el aspecto de la seguridad, y cómo en determinadas ocasiones esto se puede convertir en un punto débil o fuerte.
El peso de la seguridad
Por ejemplo, en el caso de las corporaciones y capitales, se conoce que la seguridad es un elemento que se toma en cuenta al evaluar las amenazas para una expansión o una inversión. En un estudio de IE Business School donde se observa el Panorama de la Inversión Española en Latinoamérica, se incluye la seguridad ciudadana junto a potenciales riesgos tales como desaceleración económica, inseguridad jurídica y falta de infraestructura. Brasil, Centroamérica y Venezuela fueron las locaciones señaladas como riesgosas, mientras que Colombia fue marcada como sitio donde la incidencia de inseguridad puede crecer.
Es de esperar entonces que las escuelas de negocio evalúen de semejante manera los lugares hacia dónde expandirse, abrir un campus o considerar acuerdos de intercambio de alumnos o académicos.
Fernando Peñalva, secretario ejecutivo de la española IESE Business School, comenta que si bien la escuela ha lidiado pocas veces con situaciones de amenaza, ha sucedido en ocasiones como “en el caso de un viaje programado para alumnos del MBA a Nairobi en Kenya, el cual cancelamos porque notamos inestabilidad. Fue una buena decisión, porque sucedió el evento del tiroteo en el mall, cuando ametrallaron a personas, justo en el período en que nuestros estudiantes habrían estado por allá. Otro momento fue en un programa llamado Advanced Management Program, que implementamos en Costa de Marfil, durante su desarrollo hubo un golpe de estado y tuvimos que detener las clases, para no arriesgar la integridad de profesores y alumnos”.
Por su parte, Caroline Edwards, actual directora en Fortuna Admissions y anteriormente directora de admisiones en Insead, indica que en su experiencia “uno de los factores que atrajo a Insead para lanzar el campus en Singapur, en lugar de otras posibles locaciones en Asia, fue la seguridad del entorno”. Aunque agrega que en otros campus, como en el de Abu Dhabi, la administración tiene preocupaciones más peculiares, como que los estudiantes sean arrestados por besarse en público y beber alcohol.
Mientras en Buenos Aires, Argentina, el decano de la Escuela de Postgrado en Negocios de la Universidad de Belgrano Alberto Rubio, dice que su institución “toma especial cuidado en el tema de la seguridad, de la misma manera que nos preocupamos por la protección de la salud. Por ejemplo, como complemento a las condiciones de seguridad a partir de este año se adelanta el horario de postgrdos nocturnos para facilitar el regreso al hogar en la franja horaria de mayor servicio de transporte”.
Desde la mirada del candidato
Mientras, otros actores que también atienden la cuestión de cuán seguros se sentirán en los destinos son los candidatos a programas de maestría o los MBA.
La importancia que el candidato le dará a este aspecto en particular va depender de sus circunstancias personales. Alguien que pretenda mudarse con su pareja e hijos ponderará la seguridad de estos incluso más que la propia. Alguien soltero, quizás todavía necesite convencer a sus padres de va a estar a salvo aunque la escuela esté lejos, si es que los necesita para ayudar a financiarse el programa y el costo de vida.
Judith Silverman, otra directora en Fortuna Admissions y antes directora de admisiones en Wharton, compara las grandes ciudades con locaciones más rurales, y argumenta que “en el caso de estudiantes que han crecido en grandes urbes, encuentran fácil la adaptación a las escuelas de negocio situadas en ciudades principales, porque ya tienen una mentalidad de cómo se vive, cómo moverse, qué llevar en sus billeteras entre otras precauciones”.
En ese sentido, la percepción de la seguridad es relativa. Está sujeta a experiencias de vida previas y al entorno donde la persona habita. Este es el punto de vista de Heriberto Diarte, egresado de Stanford y Harvard, y actual CEO en Oerlikon Drive Systems, quien asegura que para “las más relevantes escuelas de negocios en EE.UU. y Europa, la seguridad difícilmente sea algo que un postulante tome en cuenta, sea que proceda de un país considerado seguro o de otro que lo es menos. Luego, para algunas escuelas como Ipade, en México DF, esto puede resultar objeto de preocupación para los candidatos. Ahora bien, puede que alguien de Francia se lo piense dos veces antes de mudarse al DF, pero para un venezolano la capital mexicano resulta un contexto más seguro que el suyo propio”.
Con todo, parece ser consenso que el tema de la seguridad, si es de antemano una preocupación, va a considerarse no importa cuán “a salvo” pueda parecer el contexto que rodea una escuela. Silverman señala que “estar al tanto, o atender a los riesgos que pueda presentar un contexto es algo que lo sigue a uno donde quiera que vaya. Mientas algunos quizás se sientan inmunes a la violencia en atmósferas más rurales como las de Tuck, Cornell o Darden, también existe mayor aislamiento, por lo tanto el nivel de riesgos, y de atención al entorno, tiene que ser distinto, orientarse a cuestiones tal vez de otra naturaleza”.
Visto cómo el contexto puede influir en el desempeño y atractivo de las escuelas, también es cierto que estas llegan a ejercer una gran influencia en las comunidades que les rodean.
Silverman vuelve a citar el caso de su experiencia en Wharton, de la Universidad de Pensilvania, en la ciudad de Filadelfia, EE.UU. “En Filadelfia se ha visto una transformación increíble en su población estudiantil, dado el creciente compromiso y participación en la comunidad local. Los estudiantes y el claustro de las distintas facultades viven muy cerca de los campus, en vecindarios que hasta hace 15 años eran considerados inviables. Por otra parte, como los estudiantes suelen vivir en grupos mayores, cercanos unos de los otros, eso hace que la socialización y reunirse para estudiar a horas tardías resulte más sencillo y menos riesgoso”.