TRINE, una compañía sueca que recauda fondos para EcoZoom, tiene una comunidad de unos 1.000 inversores jóvenes en el norte de Europa dispuestos a dar cada uno un mínimo de 25 euros para firmas solares que aspiran a ayudar a las personas más pobres del mundo.
Nairobi. Cuando Ronald Van Harten llegó a Kenia desde Holanda en 2015, estaba determinado a invertir en equipo de energía solar para hogares en toda África, conseguir beneficios y ayudar a los pobres en áreas rurales a conseguir energía.
Pero en menos de dos años su compañía EcoZoom, que vende luces solares, radios, reproductores de MP3 y otros dispositivos para los residentes más pobres de Kenia, entró en dificultades económicas
Los bancos no estaba dispuestos a prestarle el capital que necesitaba para mantenerse a flote y los préstamos disponibles de instituciones microfinancieras eran demasiado pequeños.
Por lo tanto, al igual que una serie de nuevas compañías tecnológicas que buscan aumentar sus programas en África, optó por el 'crowdfunding', también llamado micromecenazgo, para la compañía.
"Pocos bancos o ninguno podrían financiar un proyecto de inversión social tratando con gente que se considera como grupo de alto riego e, incluso peor, los bancos son caros y dan condiciones que no son fáciles de cumplir", dijo a la Fundación Thomson Reuters, en relación con los altos tipos de interés cobrados por los bancos.
TRINE, una compañía sueca que recauda fondos para EcoZoom, tiene una comunidad de unos 1.000 inversores jóvenes en el norte de Europa dispuestos a dar cada uno un mínimo de 25 euros para firmas solares que aspiran a ayudar a las personas más pobres del mundo.
Utilizando el 'crowdfunding', ha recaudado más de 750.000 euros para 10 proyectos de energía renovable desde su lanzamiento el año pasado, dijo Matthew McShane, director regional en África oriental de TRINE. La firma ha invertido en países como Kenia, Zambia, Uganda, Tanzania y Senegal.
En Kenia, EcoZoom recibió 170.000 euros en febrero, mientras que 160.000 euros fueron a Azuri East Africa, parte de Azuri Technologies. Dos microrredes solares también han recibido fondos.
"La mayoría de (nuestros) inversores pueden invertir en muchas otras compañías en Europa pero eligen poner su dinero en proyectos de impacto social en parte porque quieren mejorar la vida de los pobres y en parte porque los beneficios son ligeramente más altos cuando los comparas con (...) inversiones normales", dijo McShane.
Los beneficios son de en torno al 6 por ciento, por la percepción de mayores riesgos asociados a este mercado, dijo.
Tendencia creciente. Globalmente, el 'crowdfunding' proporcionó US$2,1 billones en inversiones en 2015 y las inversiones solo en países en desarrollo está previsto que excederán los US$96.000 millones al año en menos de una década, según el Banco Mundial.
Está emergiendo como medio cada vez más importante de financiación para nuevas tecnologías a escala en la África rural, dijo Simon Bransfield-Garth, consejero delegado de Azuri Technologies.
A diferencia de las instituciones de microfinanzas donde grandes inversores hacen numerosos pequeños préstamos a firmas, el 'crowdfunding' permite que muchos pequeños prestamistas proporcionen financiación sustancial a organizaciones con el alcance y la escala suficiente como para que tenga un impacto significativo, dijo.
"El 'crowdfunding' claramente ya no es solo para startups y tiene el potencial de proporcionar una nueva clase de capital para el acceso a energía", dijo Bransfield-Garth.
Azuri East Africa recurrió a este tipo de micromecenazgo cuando quiso recaudar liquidez para ayudar a su socio keniano, Raj Ushanga House, a vender paneles solares a 1.200 hogares ayudando a 6.000 personas a tener acceso a electricidad.
Unos 600 millones de personas en el África subsahariana, cerca de dos tercios de la población, están viviendo sin acceso a la principal red de electricidad, de los que uno de cada 10 están usando energía limpia que no proviene de la red, según la Agencia Internacional de Energía Renovable.
El 'crowdfunding' es una de las maneras más progresivas e innovadoras para recaudar dinero para proyectos relativamente sin explotar en África, dijo George Wachiuri, un asesor de inversión líder en Kenia y director de Optiven Ltd, una compañía con sede en Nairobi.
"Es una tendencia que deberíamos ver crecer en África en el futuro, especialmente cuando son proyectos que impactan a los pobres", dijo Wachiuri.