La tomografía computarizada de emisión de fotones individuales (SPECT) de cerebro muestra un enlace posible. Hay una correlación entre los niveles bajos de ácidos grasos omega-3 y la reducción del flujo sanguíneo cerebral a regiones importantes para el aprendizaje, la memoria, la depresión y la demencia.
Se espera que la incidencia de la enfermedad de Alzhéimer se triplique en las próximas décadas y aún no se haya encontrado una cura. Recientemente, el interés en los enfoques dietéticos para la prevención del deterioro cognitivo ha aumentado. En particular, los ácidos grasos omega-3 han mostrado acciones anti-amiloide, anti-tau y anti-inflamatorias en cerebros de animales. En un nuevo artículo publicado en el Journal of Alzheimer's Disease, los investigadores han encontrado que para los pacientes con altos niveles de omega-3, el flujo sanguíneo en áreas específicas del cerebro, vinculadas al mal, se incrementa.
"Este estudio constituye un gran avance en demostrar el valor de la intervención nutricional para la salud del cerebro mediante el uso del último sistema de imagenes del cerebro", comentó George Perry, decano y profesor de biología de la Universidad de Texas en San Antonio y Jefe del Journal of Alzheimer's Disease.
La tomografía computarizada de emisión de fotones individuales, o SPECT, puede medir la perfusión sanguínea en el cerebro. Las imágenes adquiridas de sujetos que realizan diversas tareas cognitivas mostrarán un mayor flujo sanguíneo en regiones específicas del cerebro. Cuando estas imágenes fueron comparadas con el índice omega-3, una medida de la concentración sanguínea de dos ácidos grasos omega-3, ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido docosahexaenoico (DHA), los investigadores encontraron una correlación estadísticamente significativa entre el flujo sanguíneo más alto y mayor índice de omega-3. Además, evaluaron las funciones neuropsicológicas de los sujetos y encontraron que los niveles de omega-3 también se correlacionaban con diversos sentimientos psicológicos usando una batería de prueba estandarizada (WebNeuro).
Este estudio se basó en una muestra aleatoria de 166 participantes de una clínica de referencia psiquiátrica para la cual estaban disponibles los resultados del Índice Omega-3. Los participantes se clasificaron en dos grupos de mayores concentraciones de EPA + DHA (> 50 percentil) y concentraciones más bajas (percentil 50). El SPECT cerebral cuantitativo se realizó en 128 regiones de su cerebro y cada participante completó pruebas computarizadas de su estado neurocognitivo.
Los resultados indicaron relaciones estadísticamente significativas entre el índice Omega-3, la perfusión regional en SPECT cerebral en áreas involucradas con la memoria, y las pruebas neurocognitivas.
En general, el estudio mostró relaciones positivas entre el estado de omega-3 EPA + DHA, perfusión cerebral y cognición. El autor principal Daniel G. Amen, de Amen Clinics Inc., de Costa Mesa, CA, añade: "Esta es una investigación muy importante porque muestra una correlación entre los niveles bajos de ácidos grasos omega-3 y la reducción del flujo sanguíneo cerebral a regiones importantes para el aprendizaje, la memoria, la depresión y la demencia ".
Coautor William S. Harris, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Dakota del Sur, en Vermillion, SD, aporta esta perspectiva: "Aunque tenemos evidencia considerable de que los niveles de omega-3 están asociados con una mejor salud cardiovascular, el papel de los ácidos grasos del aceite de pescado en la salud mental y la fisiología del cerebro está empezando a ser explorado. El estudio abre la puerta a la posibilidad de que relativamente simples cambios en la dieta podría afectar favorablemente la función cognitiva".