Este epicentro turístico de República Dominicana no es sólo playa, brisa y mar. Sus parques de aventura y campos de golf atraen turistas de todo el mundo.
Eran los primeros años de la década de los 60 cuando un grupo norteamericano compró estas tierras sin conocerlas, sin saber que eran una selva a donde sólo se podía llegar en helicóptero. No sabían qué hacer, así que le pidieron ayuda a Frank Ranieri, un dominicano de 24 años que había estudiado administración de empresas en el Saint Joseph College de Philadelphia, Estados Unidos, y tenía conocimientos del negocio del turismo gracias a la herencia de su padre.
Después de ver la película La noche de la iguana, grabada en Puerto Vallarta, México, se dio cuenta de que el lugar podría ser un destino tan extraordinario como el que veía en la pantalla. Así que les vendió la idea a los estadounidenses, quienes en un principio se negaron y pensaron que el negocio era talar palmeras para exportar madera, así como llevarse la arena blanca de las playas a Puerto Rico para usarla como pañete de construcción.
Frank los convenció para que compraran un tractor y abrieran un camino, limpiaran el área y construyeran unas cabañas y una pista de tierra donde aterrizar en avioneta. Los gringos decidieron confiar en quien en realidad fue el verdadero conquistador de estas tierras y la persona que en 1970 les cambió los nombres de Yauya o Punta Borrachón por el de Punta Cana, como se conoce hoy.
Entonces comenzó la promoción internacional para vender las primeras 23 habitaciones. Luego vendría el proyecto más ambicioso: la construcción de un aeropuerto internacional con el fin de facilitar la llegada de turistas desde cualquier parte del mundo. Esa sería la clave para que grandes cadenas hoteleras como Barceló, Riu o Meliá, que actualmente ofrecen planes todo incluido, creyeran en la idea de Ranieri y se interesaran por construir complejos turísticos.
“De todas las playas del mundo, pocas tienen un agua tan cristalina y una arena tan fina. Esta zona debe ser incluida entre las mejores del mundo”, reza un informe de la Unesco sobre Punta Cana.
Sin embargo, este destino tiene mucho más que ofrecer. Hay planes para todo tipo de público, desde parejas recién casadas que quieren disfrutar de una luna de miel inolvidable, hasta grupos familiares que van a divertirse en las piscinas y parques de aventura o deportistas que buscan campos de golf excepcionales.
El sueño de Ranieri se hizo realidad y aunque, según él, “Punta Cana todavía es un diamante por pulir”, la idea inicial que le vendió a los estadounidenses superó las expectativas, tanto así que es el destino de mayor crecimiento en América Latina, por encima de lugares emblemáticos como Cancún, Aruba o Puerto Rico.
En medio de este prometedor escenario, Copa Airlines inauguró la semana pasada un vuelo directo entre Bogotá y Punta Cana, una ruta que cubrirá cuatro días a la semana y con la que espera aumentar en más de 30.000 el número de pasajeros transportados desde Colombia hacia ese magnífico lugar en el Caribe. El vuelo dura 2 horas y 30 minutos.
Planes para todos
Además de disfrutar de un espectacular paisaje, con playas de arena blanca que parece harina por la suavidad de su textura y un mar en varias tonalidades de azul, las diferentes cadenas hoteleras ofrecen divertidos planes como nadar con delfines, esquiar, pasear en kayak y disfrutar una amplia variedad de lugares en donde no sólo se sirven recetas típicas sino cocina internacional elaborada por reconocidos chefs, como el español Martín Barasategi, siete estrellas Michelin, quien tiene restaurantes con la cadena Meliá.
Los parques de aventura son otro de los atractivos de Punta Cana.
Las características climáticas y etnográficas del lugar, que por partes parece una jungla, hacen que las personas disfruten de lanzarse en tarabitas, ingresar a circuitos de obstáculos con puentes colgantes y túneles de tierra o simplemente dar relajados paseos en bicicleta por zonas montañosas. Otro de los encantos de este destino es el golf.
Punta Cana se ha convertido en uno de los sitios de moda para los aficionados a este deporte en el mundo. Los golfistas pueden disfrutar de 28 campos, muchos de ellos frente al mar y con hermosas palmeras a su alrededor. Encontrarán hoyos diseñados por leyendas del golf como Pete Dye, Jack Nicklaus, Robert Trent Jones Sr., Gary Player, Tom Fazio, Nick Faldo, Nick Price y Greg Norman. Los visitantes no necesitan preocuparse por traer palos ni siquiera por saber jugar: cada campo ofrece las posibilidades de alquilarlos a precios razonables, además de lecciones dadas por reconocidos profesionales. Sin importar el handicap, los campos de Punta Cana prometen una experiencia única y retadora.
Si el tiempo es suficiente, la recomendación es aprovechar la gran infraestructura vial de este país para llegar en menos de dos horas en carro a la capital, Santo Domingo, en donde se condensa la historia de República Dominicana, una nación reconocida por ser el lugar donde se consolidó la primera civilización del nuevo mundo, tras el descubrimiento de América, en 1492, por parte de Cristóbal Colón.