Ubicado a unos 140 kilómetros al este de Montevideo, este centro turístico ofrece lujosas torres de edificios que recuerdan a la ciudad estadounidense Miami y, al mismo tiempo, lugares rodeados de verde y naturaleza.
Como cada verano austral, el balneario uruguayo Punta del Este atrae a turistas locales, argentinos, brasileños y de otras nacionalidades de alto poder adquisitivo que optan por su sello de "exclusividad".
Ubicado a unos 140 kilómetros al este de Montevideo, este centro turístico ofrece lujosas torres de edificios que recuerdan a la ciudad estadounidense Miami y, al mismo tiempo, lugares rodeados de verde y naturaleza.
Para muchos es la opción ideal que permite alternar el apacible descanso en zonas retiradas con una vida glamorosa, donde es frecuente ver circular automóviles Ferrari o a paseantes con productos Louis Vuitton.
Alta ocupación
Los operadores privados se muestran conformes con la ocupación inmobiliaria y hotelera en los primeros días de 2015 en la península que sirve de límite imaginario al Río de la Plata y el Océano Atlántico.
"Evidentemente hay niveles altos de ocupación por estas fechas, algo que es natural", declaró al diario local "El Observador" el operador inmobiliario de la zona, Alberto Prandi.
Es una época en la que los brasileños tienen una fuerte presencia y en la que se suman muchas familias uruguayas y también argentinas que "hacen un esfuerzo para venir a pesar de la gran desventaja del tipo de cambio", explicó.
No obstante, aclaró que el buen desempeño de estas fechas no implica que sea una buena temporada, porque "si no hay movimiento sostenido durante el verano no puede ser una temporada buena", enfatizó.
Para el presidente de la Asociación de Restaurantes y Hoteles de Punta del Este, Antonio Soto, desde el 26 de diciembre y hasta el 6 de enero la ocupación rondó el 90 por ciento, valores similares al año pasado.
Si bien desde la víspera la presencia de visitantes mermó, la ocupación se mantiene en un nivel razonable, subrayó Soto.
Precios polémicos
En la Avenida Gorlero, principal arteria comercial de Punte del Este, suelen escucharse diferentes acentos regionales del español, el portugués, el inglés y distintos idiomas europeos.
El otrora pueblo de pescadores, José Ignacio, unos 50 kilómetros al este de Punta del Este, es el nuevo punto de atracción para millonarias inversiones y personajes del "jet set" internacional.
Al oeste de la península y en uno de los puntos de entrada del balneario está el emblemático taller del artista plástico Carlos Páez Vilaró, centro turístico e ícono de la costa uruguaya, construido sobre acantilados en Punta Ballena.
Los elevados precios en la temporada alta son una queja constante de los visitantes.
La prensa argentina se hizo eco de reclamos de veraneantes, a quienes le quisieron cobrar por un licuado 600 pesos uruguayos (US$25) y 960 pesos (US$40) por un trago en una discoteca.
La ministra uruguaya de Turismo, Liliam Kechichián, se mostró indignada con algunos casos de precios desmedidos que no corresponden con la realidad y "hacen daño a un esfuerzo de todos, privados y públicos".
"Ni siquiera los que tienen mucho poder adquisitivo quieren que les cobren algo abusivo, que no tiene relación con lo que se recibe a cambio", agregó.
Música y tranquilidad
El fin de semana estuvo marcado por la actividad musical y las presencias estelares del pincha discos francés David Guetta y el cantante brasileño Michel Teló, mundialmente conocido hace pocos años por su éxito "Ai Se Eu Te Pego".
Guetta hizo vibrar a más de 10.000 personas en un campo de fútbol, como parte de un festival de música electrónica, mientras Teló actuó en un espectáculo en el hotel Conrad.
"Muchas canciones, mucho baile, unos efectos visuales de primera división, todo para dejar a un montón de gente loca de la vida", escribió la crónica del diario local "El País".
El alcalde de Punta del Este, Martín Laventure, pronosticó una temporada con dificultades, a raíz de las restricciones que aplica Argentina para la compra de dólares y por la "pérdida de competitividad con otros destinos ya que estamos caros como país".
Laventure resaltó que hay una "mejora constante de la infraestructura y la oferta pero también una permanencia en cuanto a lo que la gente viene a buscar".
"La gente valora particularmente la tranquilidad, la seguridad, el disfrute con los amigos, la posibilidad de una vida en familia, la calidad de las playas", señaló.
"Tenemos que mantener esas cosas, porque la gente viene a buscar calidad de vida más allá de novedades", concluyó.