Una de las preguntas más difíciles a la cual se puede enfrentar quien busca empleo es “¿cuál es tu mayor debilidad?”.

Una de las preguntas más difíciles a la cual se puede enfrentar quien busca empleo es “¿cuál es tu mayor debilidad?”. Pese a que muchos saben que es una pregunta posible, pocos se preparan para ella.

¿Qué es lo que se puede hacer? Bernard Marr, experto en desempeño empresarial y autor de varios libros sobre el tema, escribió la respuesta en una publicación en LinkedIn.

Lo resume en los siguientes puntos:

Reconoce debilidades que no se relacionen con el empleo: Por ejemplo, si tu trabajo es el de reportero, puedes decir que se te dificulta hablar en público. Es una debilidad real, pero que no afectará tu desempeño y no jugará en contra en el proceso de selección.

No seas general: Por ejemplo, decir que eres alguien “mandón” será una mala señal. Pero si especificas más tu debilidad para decir que lo eres bajo ciertas ocasiones, darás el mensaje de que reconoces el problema y sabes cuándo se puede presentar, lo que ayudará en que puedas evitarlo en medida de lo posible.

Cambia la conversación: Puedes decir que todos tenemos fortalezas y debilidades, pero que lo importante son las primeras. De ahí puedes ir a cómo tus fortalezas ayudan a las necesidades que el empleo al que aplicas presenta. Pero corres el riesgo de que te vuelvan a preguntar.

Habla de debilidades pasadas: Identifica debilidades que ya hayas superado y lo qué hiciste para lograrlo.

Evita las siguientes: “Soy perfeccionista” y “Trabajo demasiado duro” son las peores que puedes decir porque son un cliché, explica Marr. Y agrega que jamás debes decir que te cuesta trabajar en equipo, que eres flojo, que no eres digno de confianza, que te cuesta trabajo aceptar la crítica, que mientes o que no eres de los que toma la iniciativa.

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