Diferentes personas definieron el significado del concepto "Cultura de trabajo", las respuestas fueron tan singulares como los consultados.
ElObservador.com.uy. Si hablamos de fútbol, se dice habitualmente que en el Uruguay hay 3.000.000 de técnicos. Todos tenemos una opinión, no siempre la misma y expresamos con convicción nuestro punto de vista. En muchos temas debe pasar algo parecido.
Recientemente, cuando organizamos nuestra tercera conferencia sobre cultura del trabajo, invitamos a los asistentes a opinar sobre qué significa el concepto. Resulta muy ilustrativo y un interesante insumo de reflexión encontrar que las opiniones fueron casi tan dispares como las personas que se sintieron estimuladas a dejar reflejado su pensamiento. Sin embargo también fue posible encontrar un grupo de respuestas que eran coincidentes entre sí, lo que indica por un lado que se ha ido conformando en el imaginario colectivo un concepto compartido y que a su vez existen matices que permiten tener un enfoque más global.
Algunos la definen como el conjunto de procesos y creencias compartidos que conviven en una organización. O más específicamente la posibilidad de tener un trabajo decente y que el mismo sea brindado con calidad, para lo cual los actores involucrados tienen una participación directa.
Muchos piensan que cultura de trabajo es un tema actitudinal, una acción que necesita de manera proactiva la implementación de acciones por las partes que están involucradas como ser los propios trabajadores, las empresas y organizaciones, el sistema educativo por nombrar a algunos actores.
Trabajar en equipo, respetando al otro, generando compromiso, el reconocimiento, la valoración y la confianza son los conceptos que más se repitieron entre las respuestas de los asistentes. Lo interesante de estas respuestas es que no referían "al otro" a la "otra parte" sino que hacen hincapié en un concepto de introspección y autoconciencia planteándolo como algo que yo estoy o debería estar dispuesto a poner en mi relación laboral (sea una empresa, sea un trabajador), para que el resultado de dicha relación sea el mejor.
Los conceptos que no se repitieron, que fueron muy variados y singulares, refieren quizá a todos los elementos en conjunto que debamos tomar en cuenta para ir generando los cambios en la cultura del trabajo para los tiempos que se avecinan.
Aprender, capacitar, adaptarse, incluir, vivir la disrupción, versatilidad, polifuncionalidad y otras características, si bien fueron expresadas singularmente, denotan entre otras, cuáles son las habilidades o capacidades que deberían desarrollarse en las personas y que el entorno (sistema educativo, empresas, organismos, etc) tiene que estar preparado para ofrecer.
Sin olvidar otras habilidades blandas que también fueron nombradas tales como la forma de hacer, la manera de relacionarse con el otro, ser generoso, perseverante o responsable de sus actos, comunicación en ambos sentidos, creatividad, cumplir la palabra, etc.
Volviendo a lo del principio, el concepto de la cultura del trabajo, es una construcción colectiva que requiere la disposición de los actores involucrados, primero entendiendo que las condiciones del trabajo no volverán a ser como las de antes, luego respetando los derechos y las obligaciones de las partes y finalmente tomando en cuenta a las personas cuando se definen los criterios necesarios para el desarrollo y el crecimiento.
No logramos tener una única definición de cultura de trabajo, como tampoco son únicas las realidades del trabajo. Seguramente todos los conceptos vertidos, integren la definición ideal. Lo cierto es que todos estamos involucrados y todos deberemos estar comprometidos en la generación de una cultura de trabajo que acompañe las nuevas realidades, incluyendo y generando valor compartido en un desarrollo sostenible sin exclusiones, no dejando nadie afuera.
*Por Ferdinando Cuturi, director ejecutivo Deres.
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