Por Mónica Retamal, directora ejecutiva de Fundación Kodea.
Las mujeres nos hemos convertido en un motor del cambio global. La evidencia ha demostrado que las empresas que incorporan más mujeres mejoran desde su clima laboral hasta su rentabilidad. En las compañías del Fortune 500 con más mujeres en sus juntas directivas hay mayores beneficios financieros.
Según ONU Mujer, la presencia femenina activa en el trabajo cambia la estructura económica de los países y su PIB aumenta. En esta línea, de acuerdo a estimaciones del Ministerio de Economía chileno, nuestro PIB aumentaría en un 0,68% si se atrae a 100 mil mujeres al mercado laboral.
¿Dónde pueden trabajar estas 100 mil mujeres? Incorporémoslas a la industria tecnológica, cuyo déficit de capital humano en Chile alcanza un 25% anual. ¿Qué cambios podríamos ver en las empresas TIC? De acuerdo a IT Manager Daily, el retorno de la inversión es 34% más alto para las empresas de tecnología que tienen mujeres en su gestión y la resolución de problemas y creatividad se incrementa en los equipos que tienen al menos una mujer en sus filas.
¿Qué pasaría en Chile si sumamos más mujeres a la industria TIC? La tecnología como una opción para las niñas y adolescentes sería real, mientras que la tasa de graduadas en ciencias de la computación superaría el escaso 8% actual. El mercado laboral superaría el 4% de fuerza femenina y transformaríamos a Chile en un país creador de nuevas tecnologías. Podríamos aumentar el PIB anual en hasta nueve mil millones de euros, según constata un estudio de la Unión Europea sobre mujeres en el sector digital.
Ante tanta consecuencia positiva cabe hacerse dos preguntas: ¿las mujeres están en condiciones de dar este salto? La respuesta es sí, ya que tienen una alta tasa de conectividad para hacerlo. El 46,5% tiene acceso a telefonía móvil, el 90% usa las redes sociales y un 10% de ellas usa tablet.
Y ¿qué ventajas tiene esta industria para ellas? Éste es el sector que ofrece uno de los mejores entornos laborales para las mujeres por la calidad de sus puestos de trabajo, dada su flexibilidad horaria y altas remuneraciones. Si a esto le sumamos que el efecto de las mujeres en la industria TIC es determinante para que Chile juegue en las grandes ligas del desarrollo digital, el círculo no sólo es virtuoso, sino que indispensable.
Iniciativas públicas y privadas que buscan empoderar a la mujer para generar mayor emprendimiento o proyectos de reconversión laboral TI como Mujer Programadora (CORFO) que apunta a hacer de la industria tecnológica un sector más inclusivo, van en la dirección correcta. Ahora necesitamos que sean sostenibles en el tiempo y que sumemos más.