Un estudio de equipos deportivos profesionales indica que uno de estos factores es sin duda más importante, pero que en los mejores equipos se combinan los dos.
Es un fenómeno que se repite una y otra vez en los deportes: un entrenador reúne un elenco de atletas fuera de serie que todo el mundo vaticina dominará la competencia. Pero luego el equipo de élite se enfrenta a un rival desprovisto de estrellas… y pierde.
Cabe recordar el "milagro sobre el hielo" de los Juegos Olímpicos de 1980, cuando el equipo de jóvenes jugadores de hockey estadounidenses venció a los cuatro veces medallistas de oro de la Unión Soviética. O la selección alemana de fútbol de 2014 (descrita en un artículo como "equipo anónimo" sin "superestrellas") que derrotó a Brasil, el país anfitrión, que intentaba apuntarse su sexta victoria en la Copa Mundial.
"La gente se asombra de que el equipo de ensueño fracase", dice Brian Uzzi, profesor de Gestión y Organizaciones en la Kellogg School of Management. "Lo lógico sería que, con tanto caballaje de talento, fuera capaz de ganar siempre. Pero no es eso lo que sucede".
Estos desconcertantes resultados suscitan preguntas persistentes en los deportes y otros campos, como los negocios y la investigación científica: ¿qué hay que hacer para crear un equipo campeón? ¿Cuánto depende del talento personal y cuánto de la capacidad de los integrantes de trabajar en equipo?
Para explorar la cuestión, Uzzi y sus colegas examinaron un aspecto específico del trabajo en equipo: el historial de victorias compartidas. Los investigadores analizaron datos de baloncesto, fútbol, cricket, béisbol y de un juego de computadora en línea. Comprobaron, como era de esperar, que el rendimiento personal de los jugadores es importante para el éxito de un equipo. Pero también resultó ser importante que tuvieran un historial de triunfos compartidos.
"El talento es un requisito básico", dice Uzzi. "Pero el talento no alcanza su pleno potencial a no ser que se logre que trabajen en equipo".
Talento vs. trabajo en equipo
En el mundo moderno, es crítico conocer los factores que permiten realizar un buen trabajo en equipo. "Hoy en día, casi todo lo que los seres humanos hacen para generar valor, ya no se hace en solitario”, dice Uzzi. “Se hace en equipo. Así que para todo tipo de logros es realmente importante comprender el secreto del trabajo en equipo".
Muchos investigadores piensan que tanto el talento personal como el trabajo en equipo contribuyen al éxito. Lo que todavía no está clara es la importancia relativa de cada factor.
"La verdadera pregunta es: ¿cuál es la magnitud de los dos efectos?”, dice Uzzi. "Queremos tratar de cuantificarla".
Uzzi colaboró con Noshir Contractor, profesor de Gestión y Organizaciones de la Kellogg School of Management; Satyam Mukherjee del Indian Institute of Management de Udaipur, que es profesor a distancia invitado de la Kellogg; Yun Huang, de la Northwestern University; y Julia Neidhardt, de la Technische Universität de Viena.
Los investigadores formularon la hipótesis de que los grupos que ya hubiesen trabajado en equipo tendrían más éxito que los que no, porque sus integrantes podrían aplicar las lecciones aprendidas de su trayectoria anterior. Y supusieron que, en particular, los que hubiesen experimentado éxitos se encontrarían en ventaja.
Cuando un equipo sufre una experiencia negativa, sus componentes tienden a echarse la culpa entre sí, no recuerdan los detalles con la misma nitidez y comparten menos información, dice Uzzi. Cuando la experiencia es positiva, dice, son más propensos a hablar de ella y a recordar detalles vívidos.
"Eso se convierte en una base para el aprendizaje", dice Uzzi. "Cuando pierden, pasa todo lo contrario".
De los deportes a las batallas en línea
Los investigadores eligieron los deportes, "por la enorme cantidad de datos que hay sobre el desempeño de cada individuo", dice Uzzi. Obtuvieron estadísticas sobre jugadores y equipos de la National Basketball Association, la English Premier League (fútbol), la Major League Baseball y la Indian Premier League (cricket). También estudiaron los datos recogidos durante una semana de Defense of the Ancients 2, un juego de computadora en línea en el que dos equipos de jugadores luchan entre sí.
Los investigadores pudieron ver qué jugadores habían ganado juegos formando equipo en cada deporte y en el juego de computadora. Calcularon entonces el grado de éxito de los equipos en función del número de victorias compartidas y lo expresaron por medio de una puntuación. Analizaron también estadísticas de rendimiento personal, tales como goles y puntos marcados en cada partido.
A continuación, elaboraron un modelo informático para predecir el equipo que ganaría un encuentro. Cuando el modelo tuvo en cuenta el talento personal, pero no el trabajo anterior en equipo, pronosticó correctamente entre el 54 y el 73 por ciento de los resultados, dependiendo del tipo de competición. Cuando se modificó el modelo para incluir los datos sobre los éxitos pasados compartidos, la precisión aumentó entre 2 y 7 puntos porcentuales.
En otro análisis, los investigadores intentaron determinar la importancia relativa del talento personal y del historial de éxitos compartidos. Su modelo atribuyó al talento personal de un 6 a un 28 por ciento de la variación en el rendimiento del equipo, y otro 1 al 16 por ciento al historial de éxitos compartidos.
Las experiencias positivas compartidas resultaron ser el factor de mayor importancia en el cricket y el béisbol. Mukherjee supone que los triunfos compartidos pueden ser menos importantes en el fútbol y el baloncesto porque muchos de los puntos los marcan los jugadores de ofensiva, a diferencia del críquet y el béisbol, donde tienen más oportunidades de marcar todos los jugadores del equipo.
Cómo crear un equipo exitoso
Las cifras indican que, por regla general, el talento personal es más importante que el trabajo en equipo. Pero este resultado no debe interpretarse en el sentido de que basta con reclutar a las personas de más talento para ganar. "Que sean capaces de trabajar en equipo sigue siendo un factor importante", dice Uzzi.
En el deporte profesional, por ejemplo, los buenos jugadores suelen estar repartidos entre muchos equipos. La amplia dispersión de los jugadores de élite, “hace que cobre mayor importancia la capacidad de jugar en equipo", afirma.
Uzzi cree que estos resultados se pueden extrapolar al mundo de los negocios. Las empresas a menudo tropiezan con problemas porque "contratan a las personas de más talento, pero los mayores talentos no se llevan bien", dice.
¿Deberían entonces limitarse a contratar a personas que ya hayan trabajado satisfactoriamente con los integrantes de un equipo, y evitar cambiar la composición de los equipos fuertes? No necesariamente. Al cabo del tiempo, los equipos “pueden adquirir malas costumbres", dice Uzzi, como la de utilizar el mismo método una y otra vez en lugar de innovar. Los gerentes deben velar por que haya un buen engranaje entre los empleados, pero también alentar cierta rotación para incorporar nuevas perspectivas y habilidades.
"No debemos renunciar a la diversidad solo con tal de conseguir personas que trabajen bien juntas", dice Uzzi. "Son imprescindibles ambas cosas".
**Previamente publicado en Kellogg Insight. Reproducido con la autorización de Kellogg School of Management**