Las innovaciones muestran un cambio radical en los procesos productivos y sin notarlo, han sido parte de transformaciones en la forma de trabajar de las compañías.
La tecnología ha ido evolucionando de forma progresiva, transformando por completo la forma de trabajo de las organizaciones gracias al internet de las cosas dentro de otros recursos tecnológicos. Actualmente este tipo de novedades ofrece nuevos productos al consumidor, mejora los existentes, aumenta la eficiencia operativa de los procesos de negocio y sirve para descubrir nuevos conocimientos que lleven a oportunidades de negocio innovadoras.
Es en este punto que se hace importante comprender la importancia de la transformación digital para las empresas y la necesidad que tienen de poder reinventarse a través de la utilización de las tecnología de la información, para no sólo mejorar la forma en que se desempeña la organización, sino también generar ese cambio disruptivo del modelo de negocio que desempeña.
Un tema que muchas veces puede parecer arriesgado para las compañías pero que se hace inevitable para poder avanzar hacia el futuro en pos de la innovación. Para Cristián Peña, analista senior de consumo de IDC, “se hace necesario para las compañías comenzar el camino hacia la transformación digital, esta vez no sólo para ser más competitivas; sino para equiparar a las organizaciones que ya están en una economía digital. Empresas que nacieron desde la concepción de la tecnología desde su génesis y pilar fundamental para la interacción con su cadena de valor, proveedores, organización y clientes.
Es importante comprender la importancia del rol que cumplen los proveedores, usuarios, consumidores y las organizaciones en la capacidad de innovar con la tecnología disruptiva, ya que está creada principalmente por los consumidores, concebida por un mercado principal que ve la necesidad, la oportunidad y el incentivo para progresar.
En la actualidad, tanto empresas como consumidores, cuentan con las herramientas digitales necesarias para lograr crear estas nuevas ideas basadas en tecnologías disruptivas, conllevando la incertidumbre de conocer si es una idea que contará con éxito a futuro. Un ejemplo de estas tecnologías disruptivas es el caso de Airbnb, una plataforma de alojamiento capaz de entregar el mismo servicio que podría ofrecer un hotel, pero que puede ser utilizado desde un dispositivo móvil, con información sobre precios, calificaciones y características sobre dónde alojar. Una idea que nace desde un servicio que ya existe, pero que con la irrupción de la tecnología se modificó.
“Es por esta razón que los usuarios se convierten en la fuente de estas ideas disruptivas que nacen a partir de innovaciones desde servicios que ya existen”, afirma Peña. En gran medida, debido a la globalización, mucho de los materiales con los que antes contábamos con poco acceso se han vuelto totalmente asequibles. Con la llegada de la tecnología son los consumidores los más conocedores de esta materia. El consumo, en ese sentido, es una expresión del potencial productivo que tiene cada uno para innovar en ideas modernas.
Las nuevas tecnologías disruptivas seguirán emergiendo con el paso del tiempo, siempre que la innovación se produzca de la mano de consumidores y organizaciones que logren ver nuevas ideas a partir de modelos de cosas ya existentes, y que logren transformar o ampliar el “que hacer” como lo conocemos.
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