La brecha salarial entre hombres y mujeres está en el orden del 18% en EE.UU., del 16,4% en la Unión Europea y del 17% en América Latina.
Por Alejandra Luzardo, Lead de Demand Solutions y BID Creatividad. En 2012 Malala Yousafzai, una activista pakistaní de tan sólo 14 años, fue atacada por fundamentalistas armados cuando volvía de su escuela. Recibió un disparo en el rostro y otro en el cuello, quedando prácticamente al borde de la muerte. Desde que tenía 11 años Malala venía luchando por el libre acceso de las niñas a la educación, algo totalmente prohibido por el régimen talibán. Recuperada del ataque –y lejos de amedrentarse–, continuó valientemente con su labor humanista y en 2014 recibió el Premio Nobel de la Paz, convirtiéndose así en la persona más joven en haberlo ganado jamás...
Malala es un ejemplo inspirador de resiliencia para quienes abogamos por la igualdad de género y promovemos el empoderamiento de las mujeres en todas las áreas de la vida. Ella conquistó logros increíbles en las condiciones más adversas, erigiéndose como máximo paradigma del liderazgo femenino, y nos incentiva a renovar nuestros esfuerzos por conseguir una mayor integración, cada cual en su respectiva área profesional.
Con miras a abordar esta problemática, recientemente tuve el honor de participar de un interesante panel virtual sobre Liderazgo femenino y Economía Creativa en América Latina, junto con cuatro de las emprendedoras más representativas, influyentes y talentosas de la región: Maru Kopelowicz, Directora Creativa Ejecutiva de Ogilvy & Mather; Laura Gaviria Halaby, Directora de Innovación Abierta de Citi; Eugenia Denari, Gerenta de Marketing para Argentina, Chile y Perú de Google; y Dany González, cofundadora y CEO de Epic Queen. La moderación del Google hangout estuvo a cargo de Silvina Moschini, fundadora y CEO de Yandiki, la innovadora plataforma en la Nube de staffing de talento creativo on-demand.
El hangout estuvo focalizado en la Economía Creativa, lo que en el BID hemos llamado ECONOMÍA NARANJA: los bienes y servicios creativos emanados del talento, la propiedad intelectual y el patrimonio cultural. Estas industrias son hoy en día uno de los recursos más importantes en nuestras economías, y suman más puestos de trabajo que las industrias automovilísticas de Europa, Japón y EE.UU. juntas. Incluyen las artes escénicas, la industria editorial, artesanías, carnavales, teatro, cine, televisión, música, diseño, videojuegos, publicidad y software.
Hoy en día tenemos más de 75 millones de jóvenes en el mundo que activamente buscan un empleo con el cual se sientan identificados. Y esta última frase es clave para reflexionar: “donde se sientan identificados”... Por ello las industrias culturales y creativas tienen un potencial para atraer a estos jóvenes que buscan empleos donde se sientan conectados con su pasión y con las exigencias de las nuevas generaciones. En muchos países las industrias creativas tienden a favorecer la participación de las mujeres en comparación con las industrias más tradicionales; sin embargo, esta no es la norma para todos los sectores creativos, o categorías de trabajo dentro de esas áreas.
La brecha salarial entre hombres y mujeres está en el orden del 18% en EE.UU., del 16,4% en la Unión Europea y del 17% en América Latina. Según un nuevo estudio de la Universidad de Columbia, las mujeres que ganan menos que sus pares masculinos tienen un riesgo 4 veces mayor de sufrir depresión y 2,4 veces mayor de padecer trastornos de ansiedad. Paradójicamente, esta brecha se verifica incluso en áreas en las que las mujeres hemos demostrado acabadamente estar tanto o más capacitadas que los hombres para desenvolvernos, como por ejemplo en el ámbito de la Economía Creativa.
Pues bien, resulta que en muchos sectores de la industria creativa las mujeres somos mayoría: en el terreno de la música, por ejemplo, representamos más del 50% de la fuerza de trabajo, de acuerdo con un informe de la UNESCO. Incluso, según datos de la compañía Big Fish, participamos del 48% de la industria de los videojuegos (que históricamente ha sido territorio de hombres) en EE.UU. y Europa.
Dany González, fundadora y directora de Epic Queen –una organización que ayuda a las mujeres a insertarse en el mercado de la tecnología como productoras de servicios–, puso énfasis en este aspecto: “Las mujeres somos las mayores consumidoras, e incluso participamos del 48% de la industria de los videojuegos, como gamers entusiastas, pero no nos animamos a ser creadoras, y precisamente eso es lo que estamos impulsando desde Epic Queen”.
Maru Kopelowicz, que cuenta con una exitosa trayectoria de 20 años en el campo de la publicidad –en el que tradicionalmente los altos cargos jerárquicos siempre han sido ocupados por hombres–, expresó que “si analizamos cuáles son los valores típicamente masculinos y femeninos que sobresalen a la hora de hacer negocios, llegaremos a la conclusión de que el futuro tiene más cara de mujer que de hombre. En contraposición a valores considerados masculinos, como dominancia, fuerza física, arrogancia, rigidez y competitividad, los valores femeninos como la originalidad, el espíritu libre, la empatía, la intuición y el trabajo en equipo son precisamente los que las industrias están necesitando cada vez más. Se acabó la era de la rigidez, estamos en un momento en el que necesitamos muchas más mujeres dispuestas a avanzar”.
Si consideramos que las industrias creativas demandan cada vez más un liderazgo de sesgo femenino para expandir su desarrollo, deberíamos preguntarnos qué es lo que lo obstaculiza... Para Laura Gaviria Halaby las mujeres aún no terminan de superar un gran desafío: lograr un balance óptimo entre ser mujeres, mamás y profesionales. Considera que es fundamental que se conviertan en emprendedoras, ya que ello les dará un campo de acción cada vez más grande y una mayor posibilidad de manejar sus tiempos.
“… a las mujeres hay que empoderarlas para que logren crear desde chiquitas, que jueguen a construir, con plastilina, Lego o lo que sea. Hay que ayudar a cambiar los intereses de las niñas, para que de grandes alcancen metas más elevadas en sus respectivas carreras”.
Eugenia Denari comentó algo parecido, y nos compartió que “En Google tenemos dos programas, uno interno, Women At Google, del cual participamos de manera voluntaria, para fomentar el desarrollo personal de las mujeres que pertenecen a la empresa, y otro externo, Women Techmakers. Estos dos programas nos han dado la oportunidad de participar en el Centro Metropolitano de Diseño de Bs. As. del evento Let Girls Learn, por el que han pasado las Primeras Damas de EE.UU. y de la Argentina”.
En un ámbito que durante muchos años fue arduo y competitivo para las mujeres, en el cual los roles creativos y jerárquicos siempre estuvieron destinados a aquellos más aguerridos, que se mostraban duros y negociaban de manera fría, ahora llegó nuestro momento. Es hora de que la intuición sea el motor del crecimiento, de que la industria se vuelva más creativa para innovar al ritmo de los tiempos que corren y abra paso a rasgos más sensitivos, que permitan que la industria se reinvente.
Desde el BID estamos liderando dos iniciativas que están en sintonía con todo esto:
1. WeXChange, encabezada por Susana García Robles, desde el FoMIn, por la cual conectamos a las emprendedoras de alto crecimiento de América Latina y el Caribe con mentores e inversores. El próximo será en la Argentina, a mediados de noviembre;
2. ProLid, un Programa de Apoyo al Liderazgo y Representación de la Mujer, que está orientado a empoderar a las mujeres que quieran hacer carrera en el sector público y en la política. Además, el 4 de octubre se llevará a cabo en Washington la versión 2016 de Demand Solutions, que estará enfocada en las industrias creativas.
Proyectos como estos ciertamente contribuyen a la causa, pero aún queda un gran trabajo por hacer. Para acompañar este cambio económico, social y cultural que afecta al mundo y a la región, es necesario que nos adaptemos a este nuevo modo de ser y de pensar, más creativo, flexible y abierto a la intuición. Las mujeres tenemos todo lo que hay que tener para ser líderes en esta nueva etapa, sólo debemos animarnos a participar cada vez más, a buscar mejores oportunidades y reconocimientos salariales, aprendiendo a unirnos y a solicitar ayuda de aquellas que han acumulado más horas de vuelo que nosotras.
Imágenes | Cortesía