Este segmento de la población -generación de los 80 y 90- no quiere el paternalismo empresarial que otorga estabilidad.
Las cosas están cambiando y hoy los empleados buscan estar contentos dentro de su empresa. Fruto de esta filosofía nace la tendencia Happyshifting, un movimiento surgido en el mundo laboral que considera que el trabajo no tiene por qué ser algo negativo, sino todo lo contrario. El happyshifter busca en su empleo un complemento que contribuya a su felicidad y en el que pueda aplicar todos sus conocimientos y habilidades.
Este segmento de la población -generación de los 80 y 90- no quiere el paternalismo empresarial que otorga estabilidad, sino encontrar un puesto afín a su personalidad y gustos para alcanzar el bienestar. Así, un buen ambiente, el reconocimiento del trabajo bien hecho o un buen diseño de oficina, son requisitos que el happyshifter desea encontrar en su organización.
Para Andrea Abella, consultor en Recursos Humanos de Randstad, son muchas las ventajas de practicar el happyshifting, debido a que beneficia tanto al empleado como al empleador. “Por un lado, las compañías quieren que sus colaboradores se sientan cómodos desempeñando su trabajo, ya que se han percatado de que un buen ambiente en la oficina, la posibilidad de tener un horario flexible o la disposición de salas de descanso, aumentan el bienestar de la persona y, por ende, su productividad. Así, crear un ambiente basado en la solidaridad y eliminar la competencia negativa, son grandes retos a los que hoy se enfrentan las organizaciones. Por otro lado, los empleados desean encontrar el equilibrio adecuado entre su vida profesional y personal, sentirse parte importante de los proyectos más allá del puesto y tener una buena relación con los superiores y compañeros”, sostiene.
De acuerdo a la experta, el happyshifting es un movimiento completamente aplicable por las empresas que así lo decidan, pero para desarrollarlo es preciso conocer el nuevo perfil de trabajador. “Frente a las anteriores generaciones, que valoraban el vínculo con la empresa, los happyshifters se involucran solamente con proyectos a corto y medio plazo, su sueño no es alcanzar un gran puesto tras una década de fidelidad a la empresa y saben que son los propietarios de su bienestar y felicidad, por lo que si no están bien en un entorno de trabajo, intentarán cambiarlo o, simplemente, abandonarlo”, explica.
Agrega que se preocupan por su desarrollo personal y profesional, asumen la responsabilidad de lo que ocurre en su empleo, valoran el feedback de sus encargados y evitan la negatividad, buscando continuamente alicientes que les hagan sentir a gusto en su posición.
Asimismo, la comodidad del espacio de trabajo es una condición indispensable para lograr la máxima eficiencia, por ello las empresas han decidido invertir en el diseño de las oficinas. Marisol comenta que “se están consagrando los espacios abiertos que mejoran la comunicación entre los empleados, los grandes ventanales que dejen entrar la luz, los colores claros en las paredes y algo de vegetación, puesto que todo suma para dar la sensación de un segundo hogar. También destacan las salas de recreo, que lejos de suponer una pérdida de tiempo para el trabajador, son una vía de escape y sirven como entornos generadores de ideas, pues los empleados interactúan entre sí fomentando la creatividad, la empatía, o la resiliencia”, acota.