Conoce el testimonio de quien, a partir del 1 de enero del año pasado, quedó oficialmente sin empleo.
Es fácil quejarse de tener que regresar a la oficina el 2 de enero todavía con la resaca, indigestión y deudas, pero para los que empiezan un nuevo año sin trabajo, todo es incertidumbre.
El año pasado a partir del 1 de enero estaba oficialmente desempleado. Después de un año de lidiar y aprender en aquel trabajo, estaba dispuesto a seguir adelante, a conseguir algo mejor. No sabía lo que me esperaba, al principio, el optimismo de un nuevo año te alienta pero si no hay resultados rápidos, inevitablemente la moral cae.
Primer paso. Quería un descanso, irme de viaje, olvidar un poco el presente. Fue una de esas decisiones que uno hace pensando “ya después me preocupo por lo que venga”. Así que gasté de más. De aquel bono, aguinaldo o dinero extra que te dan como compensación por ya no estar en ese sitio, me gasté la mitad en unos cuantos días. Primer paso; primera mala decisión.
Regresé a la realidad. En mi departamento hice cuentas. Ese dinero me daría para vivir unos tres meses sin problema, si lo administraba bien.
¿Tener un “colchón” para casos de emergencia? No, no me tenía permitido tener emergencias porque no tenía ese resguardo. Por fortuna, no hubo enfermedades o accidentes, pero aquí llegó la segunda mala decisión: no saldar deudas.
Mientras tenía empleo estable, tenía la posibilidad de pagar deudas, ahorrar un poco, tener un resguardo para mis servicios. Pero no lo hice. Llegaron las cuentas del predial, la luz, el agua. Servicios que podía pagar sin problemas, pero en el gas me cobraba una fortuna por una caratula que yo no rompí; los cambios de propietario tienen costos; y por alguna razón, en el recibo del teléfono seguía pagando un celular que había sacado un año antes, un celular que ya ni siquiera tenía. No sé en qué momento —uno nunca sabe— terminé pagando como el 60% más de su precio.
De Spotify y un buen plan de smartphone ni se diga. Además, siempre está la opción de que alguien te "preste" su cuenta de Netflix, y seguir así, entre la despreocupación y cinismo. Pero no era una opción.
Y el trabajo no llegaba. Hice freelance durante unos meses, cuando se podía. Esa es otra historia, todos sabemos que hay clientes que pagan bien aunque casi nunca a tiempo, y también están los que pagan mal y nunca pagan tiempo a pesar de que ¡te deben la mitad del trabajo!
Siempre he trabajado con contratos, pero nunca he hecho eso de no entregar si no me pagan. Pienso que las personas tienen ética y sabrán que tanto a ellos como a mí nos falta el dinero. Hasta este momento, mientras tecleo estas palabras, me siguen debiendo un porcentaje del último trabajo que hice. ¿Debí ser más exigente? Creo que sí. Tal vez ese sea un tercer error.
Esos pagos atrasados de mis trabajos como freelance, eran bombas de oxígeno que servían para pagar mis deudas. Pero vivía de una forma muy apretada.
Y sí, habrá momentos difíciles, es casi inevitable, te deprimes, te enojas, etc. Si ese tiempo sirve de algo, que sea para proponerte no volver a caer en los mismos errores. Aprende. Ahora sabes (sé) que: 1) Es importante relacionarte, 2) No te centres solo en tu empleo, allá afuera puedes hacer uno o dos trabajos extra, quizá por un pago mínimo, de vez en cuando. Incluso un hobby te puede sacar de líos, 3) Le puede pasar a cualquiera.
Aguantar
Si consigues el trabajo ideal en el primer mes del año, felicidades. Aprovéchalo. Pero si no es así, mentalízate. Puede que sean dos, tres meses, medio año. A mí me costó un poco más de medio año volver a tener un empleo estable.
Para las nuevas generaciones esto es y será cada vez más común. Te despedirán, quizá tú dejarás el empleo con más estabilidad que puedes encontrar solo porque no te sientes una persona realizada, pero ni siquiera esta generación puede ir saltando de empleo en empleo durante toda su vida. O sí. El punto es que tus prioridades cambian. O deberían ¿no? Pon atención a tus prestaciones, cámbiate de Afore, págale a un contador para que haga tu declaración anual, ajusta tus hábitos alimenticios. Y si te quedas sin trabajo... calma. Sigue esforzándote, llegará algo.
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