El sismo de magnitud 7,0 derrumbó el palacio presidencial, una serie de ministerios y la sede de la misión de paz de la ONU en el país, por lo que Haití enfrenta un peligroso vacío en la seguridad y el poder.
Puerto Príncipe. Los desesperados haitianos convertían estejueves las calles cubiertas de escombros y los parques en hospitalesimprovisados y campamentos de refugiados ante la ausencia de unarespuesta visible de las autoridades tras el terremoto del martes.
El sismo de magnitud 7,0 derrumbó el palacio presidencial, una seriede ministerios y la sede de la misión de paz de la ONU en el país, porlo que Haití enfrenta un peligroso vacío en la seguridad y el poder.
El país caribeño de 9 millones de habitantes, el más pobre en elHemisferio Occidental, tiene una turbulenta historia de conflictos,dictaduras, descontento social, instituciones frágiles y catástrofesnaturales devastadoras.
Muchos en la capital, Puerto Príncipe, removían los escombros de losedificios con sus manos desnudas, palos y martillos, esperando hallar asus seres queridos con vida.
Miles de personas sin techo comenzaron a levantar campamentos endonde podían, el más grande se ubica frente al derrumbado PalacioPresidencial.
"Mírennos. ¿Quién nos ayuda? Ahora, nadie", dijo Jean Malesta, unaestudiante de 19 años quien fue la única sobreviviente del colapso desu edificio de departamentos luego del poderoso terremoto que se temeha matado a miles, posiblemente decenas de miles.
Ella y decenas de otros yacían bajo una carpa que levantaron en elparque que se encuentra frente al palacio del presidente René Preval.Su débil y carente Gobierno parece totalmente inequipado para manejarla crisis, sus funcionarios no se ven en ninguna parte en medio delcaos.
"Estamos solos". "Hasta ahora no nos han traído nada. Necesitamos agua, comida,refugio, todo, pero estamos solos", agregó Malesta, lo que motivógritos de mujeres que concordaron con su visión y que yacían en el pisojunto a ella.
Un gran esfuerzo internacional de ayuda aún no llega a las personas,aunque muchos grupos pequeños, varios de ellos de Estados Unidos, sehan repartido rápidamente, trasladando personal a Haití por avión y portierra desde la vecina República Dominicana.
"El problema es que, a diferencia de las situaciones tradicionalesde desastre, tenemos pocos socios locales con los que trabajar, porquela mayoría de ellos sufrió la destrucción de sus edificios y estánbuscando a sus propios muertos y desaparecidos", dijo Margaret Aguirre,funcionaria de alto rango de International Medical Corps.
Los haitianos hacen lo que pueden para sobrevivir a las caoticascondiciones ante la ausencia de un liderazgo claro, dijo el experto enLatinoamérica Dan Erikson, del grupo Diálogo Interamericano, con sedeen Washington.
"La triste verdad es que nadie está a cargo de Haití hoy. Estevacío, sumado a la robusta respuesta del gobierno de Obama,inevitablemente ha creado una situación en la que Estados Unidos seráquien tome las decisiones de facto en Haití", afirmó.
Incluso el presidente René Preval perdió su casa. "Mi palacio sederrumbó (...) No puedo vivir en el palacio, no puedo vivir en mipropia casa", dijo el miércoles a CNN.
La fuerza de paz de la ONU de 9.000 hombres, que podría haber podidollenar el vacío, quedó contando a sus propios muertos luego de que susede fue destruida por el terremoto.
Naciones Unidas dijo que 36 miembros de su personal en Haití han muerto y muchos más siguen desaparecidos.
Las fuerzas de paz ocasionalmente patrullan la ciudad en buses ycamiones y han movilizado parte de equipamiento pesado para movertierra, pero, en su mayoría, los cascos azules han permanecido lejos delas calles.