Fernando Escudero, director de la agencia creativa Drabia, reflexiona sobre el rema y entrega algunas recomendaciones.
El ‘por qué hacemos lo que hacemos’ es todo. En cualquier ámbito de nuestras vidas, lo crucial es encontrar el por qué, el propósito. A partir de eso recién se construye lo demás, porque a su vez, sin un por qué, no somos nada. Este es el factor de mayor importancia para una compañía al momento de plantearse un proceso de innovación y una mejora en sus resultados.
Una vez que se tiene claro el propósito, el corazón de todo emprendimiento y empresa es la Marca, porque la marca no es un logo, es algo que vive y que sintetiza el por qué. Contiene el mensaje, el propósito. Cuando las compañías se olvidan del por qué fueron creadas, es cuando pierden el rumbo, y a su gente más valiosa.
En un mundo donde el marketing es uno a uno, y donde los consumidores buscan marcas honestas y con valores, el proceso de encontrar el sentido de la marca, qué comunicar y cómo vender, empieza por encontrar ‘por qué’ hacemos lo que hacemos. Todos sabemos ‘qué’ hacemos y ‘cómo’ lo hacemos. Pero los emprendimientos que entienden ‘por qué’ quieren hacer lo que hacen, y logran empapar la marca y su proceso de venta de ese ‘por qué’, son los que hacen la diferencia y logran resultados comerciales exitosos.
Evolución de un emprendimiento
En relación a los principales desafíos que deben enfrentar los emprendedores en la actualidad y las recomendaciones para resolverlos exitosamente, vale señalar que los emprendimientos nacen, muchas veces, porque el emprendedor desarrolla una determinada actividad, generalmente su profesión, en relación de dependencia para una empresa con la cual no comparte ciertos valores, o donde no puede desarrollar su propia visión de un producto o servicio.
Otras veces, nacen porque el emprendedor tiene una visión acerca de cómo dar solución a una problemática, y lo hace desde una visión ‘outsider’, lo que le da una impronta de innovación a la idea. Y otras más, simplemente por una cuestión de necesidad, de supervivencia, de buscar formas de salir adelante.
En todos los casos, el principal desafío para el emprendedor es el de David y Goliath: cómo salir a pelear el mercado con más creatividad y pasión que los grandes, pero con menos recursos. El desafío es ser competitivo y lograr vender.
Dicho esto, las estadísticas marcan que 9 de cada 10 emprendimientos mueren antes de los 5 años de vida. La tasa de mortalidad alta se debe generalmente a que los emprendimientos nadan en océanos repletos de tiburones. Incluso, muchos emprendimientos mueren en océanos vacíos de competencia. Entonces uno se pregunta: ¿Por qué sucede esto? ¿Por qué muchas veces mueren incluso sin pelear?
El combustible del emprendimiento, en sus albores, es la pasión y la genialidad de una idea. Eso le da un empuje inicial. Pero si la idea y la pasión, eso que hace ‘único’ al emprendimiento y lo diferencia, no se refleja en la marca, en la comunicación y en la fórmula de cómo vender, la falta de resultados comerciales termina apagando la pasión, y con la genialidad de la idea no alcanza. Por ello, es importante implementar cambios innovadores en los procesos comerciales de las empresas.
Claves para innovar
Ahora bien: ¿Es posible detectar el gen innovador en las empresas? En las empresas tradicionales con estructuras grandes, es más complicado encontrar ese gen, porque el ruido constante no deja escuchar. La innovación, la pasión por emprender, la iniciativa por crear, tanto en un emprendedor como en un artista, se detectan escuchando el silencio, sintiendo que la idea es revolucionaria y experimentando la euforia en ese descubrimiento. La pasión es eso.
Al momento de iniciar un proceso de innovación en una compañía, lo primero es lograr que todo el equipo entienda ese ‘por qué’. Encontrar el ‘por qué’ hacemos lo que hacemos, y que ese motivo sea único, y opere como hilo conductor de todo el equipo, nos permite luego detectar las cosas que debemos hacer y aquellas que no debemos acometer, e identificar y definir qué plan respeta ese por qué. Eso es el corazón de la marca y eso es lo que debe dirigir cada acción.
En relación a los pasos que deberían seguirse para innovar las estrategias y esfuerzos comerciales de una empresa, simplificar y unificar lo que se comunica es fundamental. Cada individuo del equipo, tenga el rol que tenga, debe conocer el espíritu de la marca y saber expresarlo con claridad. Para eso, ese espíritu debe ser simple y contundente. Nadie puede dudar acerca de qué hacemos, cómo lo hacemos y por qué lo hacemos. Y tampoco debe haber diferentes criterios para responder la misma pregunta. El primer paso es comunicar eso de forma uniforme en todos los canales.
*Texto escrito por Fernando Escudero, director de la agencia creativa Drabia.