La subdirectora de Salud de Uruguay se refirió a los riesgos de la automedicación y los problemas que genera el abuso de la prescripción
Raquel Rosa es la subdirectora general de la Salud y tiene un amplio conocimiento sobre las principales enfermedades que se registran en el país y también sobre la medicación que se receta para enfrentarlas. En muchos casos se trata de sustancias que hoy son una solución, pero que si se siguen prescribiendo de forma dispendiosa, como parece que pasa con los antibióticos, pueden dejar a los humanos indefensos antes seres dañinos, como las bacterias.
-¿Tiene cifras sobre la automedicación?
No manejamos cifras específicas, aunque depende de los medicamentos que son con recetas controladas o los que no. Los que no requieren receta profesional es muy difícil conocer la magnitud del consumo, pero estamos siempre trabajando en algunos en particular, como los antibióticos, que son una preocupación a nivel mundial.
-Los que obligatoriamente necesitan receta verde, ¿en qué nivel de consumo están?
Alto. Dependiendo de la droga, son un 16% del ingreso de sustancias. Del total de sustancias controladas que ingresan hay ciertas drogas que se usan para psicofármacos, y un 16% son para benzodiazepinas. Estamos dentro de los valores a nivel mundial. Las benzodiacepinas son un problema porque consideramos que debe ser más controlada la prescripción.
-Se supone que se prescriben porque le hacen bien a la gente.
Pero la droga tiene que tener una prescripción, un uso y un período en que esa prescripción debe ser controlada por un médico; y puede pasar que el consumo se prolongue sin necesidad y eso produce un consumo aumentado.
-¿Aumentaron las patologías o los médicos son más propensos a recetarlos?
Un poco y un poco. La patología, la depresión, el estrés, lleva a que aumenten estas sustancias y se receten de manera más indiscriminada. Con los antibióticos pasa lo mismo.
-¿Y cuál es la preocupación con los antibióticos?
Los antibióticos son un grupo de fármacos para ejercer una acción sobre bacterias. Algunos de muy larga data empezaron a generar gérmenes resistentes. Las bacterias empiezan a generar cepas que son resistentes. A medida que fueron más resistentes, llevó a que hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS) planteara como inquietud el tema de la resistencia microbiana. Vamos a llegar a un punto en que no haya más fabricación de antibióticos porque las bacterias serán más resistentes.
-¿Estamos ante el riesgo de una bacteria que resista todo?
Ya hay bacterias intrahospitalarias que empiezan a tener formas en que la única forma de tratarlas es con los primeros antibióticos, que si bien generaron esta resistencia, hoy están tan lejos en el tiempo que vuelven a dar resultados. Ya no hay gran creación de antibióticos. El gran peligro es quedarnos sin armas para enfrentar las bacterias. Por eso, la OMS dice que los antibióticos de última generación deben prescribirse para lo que están indicados.
-¿Cómo se dio esto? ¿Por qué los médicos se excedieron en recetarlos?
La era antibiótica es revolucionaria en la historia de la medicina. Fue el período en que la población extendió su vida. Pero después empezaron a interactuar bacterias resistentes y empezaron a jugar los virus. Hoy se hace difícil detectar cuándo se trata de un cuadro viral, o que inicia viral y sigue como bacteriano, o que es puramente bacteriano. Los virus requieren siete días de cama, pero como es difícil de cumplir, el paciente abandona el reposo y al tercer día hace un cuadro bacteriano. Ocurre que durante mucho tiempo, por las dudas, se recetaban antibióticos y en esa lógica se trataban virus con antibióticos y puede haberse caído en el exceso. Las bacterias desarrollaron así resistencia y fueron necesarios antibióticos combinados y otros cada vez más complejos.
-Hoy se venden con receta, ¿pero eso es suficiente?
Evidentemente no es suficiente. Además de recetas hay que hacer un trabajo sobre la prescripción responsable por parte de los médicos. Cada vez más los médicos tienen esa conciencia.
-¿Bajó el consumo?
No tengo cifras para asegurarlo.
-¿Los médicos son los principales responsables de este abuso?
No creo que sea una única causa. Creo que se trata de la relación médico-paciente, porque la persona que sufre tiene que tener un sostén y el sostén ha ido cambiando. Las patologías que se ven hoy antes no se veían, porque la gente aumentó la esperanza de vida. Y la relación médico-paciente lleva tiempo. El paciente crónico requiere un sostén que no es farmacológico y quizá es ahí donde hay que preparar más a los médicos. La medicina se enfocó en lo agudo y esa es la cultura que hay que cambiar. Hay que pensar en el paciente que padece cosas que no son agudas sino crónicas y ello lleva a un tipo de control de la medicación, el tiempo, la forma. Por eso es importante la relación entre médico y paciente, un médico que conozca al paciente que es un nuevo tipo de persona, que vive más, que tiene otras necesidades de atención.
"Ningún laboratorio quiere producir marihuana medicinal"
-¿Cuál es la posición del ministerio sobre la marihuana medicinal?
Estamos muy preocupados por el tema y poder tener una alternativa terapéutica nacional que dé respuesta a aquellos casos en que tenga efectos, como en la epilepsia refractaria en niños. Si bien no hay un consenso científico nos parece que sí es un paliativo, necesitamos tener una alternativa. Nos ha costado mucho y no por no intentarlo. Hace un año que me incorporé al grupo y hemos tenido reuniones con laboratorios nacionales, y ellos no han demostrado interés en producir para el país. Luego, hay grupos que han presentado propuestas de investigación y que debemos acompañarlos a ver cómo se desarrollan.
-Sin embargo, se ha dicho que hay muchas personas dispuestas a producir.
No hay nada escrito. Tenemos un proyecto de investigación a punto de ser aprobado, un grupo de trabajo muy serio que llegó a las últimas etapas. Ellos plantean investigar porque para producir tienen que cumplir prácticas de manufactura que se deben respetar. Potencialmente este grupo podría producir si presenta el proyecto. Luego hay una empresa que se presentó para importar la materia prima.
-¿Y la de acá no sirve?
No está estandarizada. Los medicamentos se hacen en base a flor de cáñamo, pero acá no hay estandarización. Aún no sabemos si va a servir porque no está dosificada ni medida.
-Y el que importará, ¿para qué lo hará?
Se supone que para producir con esa materia prima ya estandarizada. Ese es el que está más cerca de elaborar algo con ese producto que es de Suiza.