A pesar de las promesas de campaña, no es posible derogar por decreto el sistema de salud que se creó durante el gobierno de Obama. ¿Cómo planean gobernar los republicanos a partir del 20 de enero?
Deutsche Welle. Sólo unas horas después de su toma de posesión, Donald Trump dará marcha atrás con partes del "Obamacare", aseguró el futuro vicepresidente Mike Pence. Los demócratas están alarmados, al igual que millones de estadounidenses que no tenían seguro antes de la reforma del sistema de salud que se realizó en el gobierno de Barack Obama. Este tipo de decretos son una potestad del presidente de los Estados Unidos, y en estos casos no precisa ni de mucha antelación ni de la aprobación del Congreso.
Mientras tanto, el presidente Obama le sugiere a sus partidarios en el Congreso mecanismos para dificultar la tarea de los republicanos. Los demócratas deberían oponerse, aconseja Obama, y de ningún modo ayudar a los republicanos a modificar el "Obamacare”.
Trump dejó claro en repetidas ocasiones que pretende mantener ciertas ideas del proyecto demócrata: los seguros deben cubrir a aquellas personas que sufren "enfermedades previas” a la inscripción y que los jóvenes permanezcan cubiertos por el seguro de sus padres hasta los 26 años.
En cualquier caso, todo esto cuesta dinero. Y lo que Trump y los republicanos prometen desde hace tiempo es hacer al seguro médico más barato. Por todo esto, hasta ahora nadie sabe cómo será su implementación en detalle. Los republicanos anunciaron vagamente que pretenden más competencia en el sistema de salud. Una reforma en este sentido, incluso, podría contar con el apoyo de los demócratas.
La confrontación continúa
Sin embargo, el anuncio de la designación de Pence como vicepresidente muestra que el objetivo de los republicanos no es acercarse a los demócratas. En rigor, no es necesario dado que a partir del 20 de enero no sólo contarán con mayorías en ambas cámaras, sino que también tendrán al presidente.
Ahora bien, si se lo mira con objetividad los republicanos no podrán hacer demasiado en las primeras semanas de gobierno. Por decreto sólo podrán modificar detalles. Para reformar al sistema de salud en su conjunto, los republicanos necesitarán pasar por el congreso.
Pero hasta ahora los republicanos no tienen con qué. No existe un proyecto completo de reforma en ningún cajón. A su vez, muchos de ellos se amigaron con la idea de llegar a Washington –y asumir sus responsabilidades- recién a finas del último otoño. Por consiguiente, difícilmente estén bien preparados.
Quien quiera gobernar debe ser concreto. Ya no es tiempo de vacías promesas de campaña.