Germán Camacho, pediatra infectólogo de la Asociación Colombiana de infectologia (ACIN), contó lo que hasta ahora se sabe del SARS-CoV-2 en los niños y cómo influye en la decisión de reapertura de colegios presenciales.
Con la reapertura gradual que viene viviendo Colombia desde hace unas semanas, luego de casi seis meses de aislamiento, y la autorización por parte de la Alcaldía de Bogotá del regreso a clases presenciales en septiembre, el debate sobre la transmisibilidad y el peligro de contagio en los menores sigue abierto.
Para Germán Camacho, pediatra infectólogo de la Asociación Colombiana de Infectología (ACIN) se trata de una decisión trascendental que debe tomarse analizando las diferentes aristas. En diálogo con El Espectador explicó lo que realmente se sabe del SARS-CoV-2 en niños.
¿Cómo se presenta el coronavirus en los niños, son más vulnerables a contagiarse?
La incidencia en la infección en pediatría es menor que la incidencia de infección en adultos y hay muchos factores que lo pueden explicar. Puede que los niños porque estaban en aislamiento se infecten menos, eso es posible, aunque en los países que no cerraron los colegios la tasa de infección también fue baja. Puede que biológicamente haya un riesgo de infección menor en los niños y hay algunos estudios que han hablado de esto en donde se ha visto un riesgo ligeramente menor que en los adultos y hay otros estudios que demuestran que el contagio puede ser igual.
De igual forma, se ha observado que el riesgo de un niño de enfermarse y morirse por coronavirus es significativamente menor que el riesgo que tienen los adultos. Esto no quiere decir que no haya riesgo, porque pueden presentarse casos de menores que se complican, pero es significativamente menor. Se calcula que en Colombia 2,5% de los niños infectados han requerido hospitalizan y esto se compara con el riesgo de los adultos que puede llegar a ser del 15% o 20% dependiendo del contexto. Según cifra del Instituto Nacional de Salud de los 53.932 contagios en niños solo 0,2% han tenido ingreso a la Unidad de Cuidados Intensivos y han fallecido 89 menores, de esos la mitad ha sido relacionado directamente con el COVID-19 y la otra mitad, con ciertas comorbilidades. Dicho de esta manera la prevalencia es menor, el riesgo de contagiarse es menor y los que se complican están claramente definidos: en los menores de un año, que son los que más riesgos tienen, y los niños que tienen comorbilidades. Si tendría que haber alguna precaución especial de no asistencia al colegio o de seguirlos guardando tendría que ser con ellos.
¿Cómo son los síntomas de coronavirus en niños?
Aunque los síntomas del COVID- 19 son similares a los de los adultos la proporción en la que se presentan es menor. Por eso, de los niños con COVID-19 solo 35% presentan fiebre, mientras que en adultos el 85% hace fiebre. Los síntomas más comunes son: tos, dificultad para respirar, mocos, dolor abdominal, diarrea. En los niños hay una enfermedad que no se ha visto en los adultos que es el Síndrome Inflamatorio Multisistémico que se presenta en menos del 1% y es la complicación más compleja de infección por COVID-19 que se ha descrito en menores.
¿A qué edad los niños pasan a generar una infección similar a la de los adultos?
Lo que se ha visto es que los menores de diez años son menos transmisores.De hecho, la población más transmisible es considerada entre los 18 y 25 años, es decir los adultos jóvenes, porque son los que menos se cuidan y los que han salido más a trabajar o a compartir con otros. Ese mito de que los niños son más transmisores se ha venido desmitificando, ese mito surgió por influenza y por otros virus, pero lo que se ha visto es que no son hipertransmisores.
¿Los niños pueden ser un factor de transmisibilidad que incida en rebrotes?
La contagiosidad de un paciente depende de varios factores. Depende de la cantidad de virus que tengan, de qué tanto pueden toser y qué tan eficaz es esa tos o hasta qué punto la tos puede expulsar partículas virales a distancias grandes. Hay estudios que muestran que la cantidad de virus en niños es igual que la de los adultos y otros, a su vez, muestran que la cantidad de virus puede ser ligeramente mayor, pero esto no significa que haya mayor transmisibilidad. Lo que se ha visto es que la transmisibilidad dentro de los colegios no es significativamente alta. En países como Suecia que nunca cerraron colegios o en los países de Europa que han reabierto colegios no se ha visto un aumento de los brotes de infección.
¿Cuáles son los principales riesgos con la reapertura en los colegios presenciales?
Hay muchas aristas que hay que tener en cuenta. Dentro del mismo colegio hay diferentes sitios de riesgo de transmisión y esa brecha es muy visible en Colombia, porque no es lo mismo un colegio campestre a un colegio en la ciudad, no es lo mismo un colegio que tiene 10 niños en el salón a un colegio que tenga 50. Y hay actividades que se deberían evitar como los deportes de contacto, las obras de teatro, los coros, las actividades de alto riesgo. El transporte también hay que analizarlo. Hay que ponderar todos esos riesgos dentro del mismo colegio y las instituciones deben tener protocolos. En Colombia cada escenario es muy distinto.
¿Cuáles otros aspectos habría que tener en cuenta para la reapertura?
El colegio no es únicamente los niños, hay que tener en cuenta los profesores que pueden ser de la tercera edad y además tener comorbilidades. También hay que entender que la salud mental de los niños se está viendo afectada porque esta situación no va a parar y ya es necesaria la reapertura. Muchos niños viven en sus hogares maltrato infantil, ansiedad, temor o fobia y en el peor de los casos no reciben buena alimentación en sus hogares, hay menores que recibían el 80% de la alimentación del día en las instituciones educativas.
¿La decisión de reabrir los colegios es realmente necesaria?
El tema es muy complejo y depende de muchas decisiones. Lo que pienso es que se tienen que tener en cuenta la visión desde la transmisibilidad, la salud de los niños y la adecuación de los colegios y no puede ser solo una decisión centrada en el temor del contagio del adulto. Como infectólogo lo que puedo decir es que miremos todos los ángulos. A raíz de las ultimas medidas, el retorno debe ser gradual, concertado, individualizado y con el cumplimiento de los protocolos de bioseguridad.