Se trata de la recomendación que dio Santiago Íñiguez de Onzoño, presidente de IE University, en el World Business Forum, Super Minds.
“La educación es el elemento transformador más importante, personal y social, porque permite que la igualdad sea un resultado. Al final el ecualizador social más importante es la educación”, con esa frase inició la conversación Santiago Íñiguez de Onzoño, presidente de IE University y experto en desarrollo directivo.
El decano español precisó en entrevista con El Economista, durante su participación en el World Business Forum, Super Minds, que la educación también permite que un profesional sea empleable y tenga las capacidades que demanda una determinada empresa, que pueda atender modelos o técnicas de análisis que se aplican en un puesto determinado, pero también para desarrollar habilidades fundamentales en la relación interpersonal o liderazgo de una empresa.
Por ello, las habilidades de un líder deben ser combinadas, entre habilidades blandas y técnicas. Por un lado, las softs kills, porque un líder de ahora requiere habilidades y la capacidad para trabajar en equipo, motivar a otros a ser empático y sociable.
Las habilidades blandas también le ayudan a ser compasivo, a entender a los demás y sus problemas, no hay que dejar de lado la humildad, que es indispensable para poder aprender, “porque las personas soberbias que creen que lo saben todo no pueden aprender, no están abiertas al aprendizaje”, dijo.
“De manera que la modestia y la humildad son una de las claves del liderazgo”, así, las softs skills se vuelven importantes; sin ellas no se puede motivar y dirigir a otras personas.
Habilidades duras
Por el otro lado, es el conocimiento técnico, que tiene que ver con las habilidades digitales, con el saber manejar e interpretar datos, así como manejar un entorno tecnológico, que también requieren los líderes.
“No necesariamente conocer las tripas del software pero sí, por lo menos, entenderlo. Como antes, el directivo de una empresa automovilística, que quizá no conocía todos los detalles de la mecánica de un motor, pero sí podía entender en qué medida un componente era decisivo para el coche”.
Hoy también un directivo tiene que entender si es necesario un software o una aplicación.
El liderazgo puede aprenderse
El liderazgo puede aprenderse, porque no es una cualidad innata o genética, sino que “se aprende con el tiempo gracias al esfuerzo, la formación y a la interiorización de muchos de los temas que se pueden ir aprendiendo con la experiencia”.
La educación continua y permanente tiene que ser una referencia a lo largo de la carrera profesional de cualquier directivo. “Ya la idea de estudiar un grado o una licenciatura y olvidarse de volver a estudiar son un planteamiento que no puede funcionar nunca más. La educación y el cultivarse personal y profesionalmente tienen que ser un deber que se practique de manera diaria o semanal”, finalizó Iñiguez.