Según Josep Tàpies de IESE, "demostrar su valía es muchas veces una batalla algo injusta porque implica luchar contra las sombras, llevando una carga que no les corresponde"
Muchos probablemente habréis oído la famosa frase atribuida a Goethe “lo que habéis heredado de vuestros padres, volvedlo a ganar a pulso, o no será vuestro.”. Es una frase que inspira la cultura del esfuerzo y del mérito, algo por definición atribuido a las primeras generaciones de las empresas familiares, y, en mi opinión, injustamente cuestionado cuando de las generaciones posteriores se trata.
Los herederos no solamente han de mostrar las habilidades que requiere el puesto de trabajo sino también invertir mucha energía y tiempo en ganarse el respeto para ser tratados como personas con su propia identidad, carácter e ideas y no como “hijos de papá”, como tantas veces se les estigmatiza. Demostrar su valía es muchas veces una batalla algo injusta porque, además del entorno y las condiciones, implica luchar contra las sombras, llevando una carga que no les corresponde.
Hace poco, un gran amigo y empresario familiar me habló de las palabras que se le quedaron grabadas escuchando en un congreso de Family Business a John Elkann, quien en aquellos momentos acababa de ser nombrado presidente de FIAT Group. El heredero de la gran saga automovilística compartía con los empresarios reunidos tres puntos que a mi modo de ver deben ser tenidos en cuenta pensando en el desarrollo personal y profesional de las personas a las que se confiere una gran responsabilidad; liderar proyectos empresariales de los que dependen muchos puestos de trabajo.
En aquella ocasión, John Elkann hizo entre otras estas observaciones:
-No tienes porque pedir perdón por haber heredado.
-Haber heredado no te confiere ningún privilegio especial.
-Si has heredado, prepárate para rendir cuentas.
La primera está íntimamente ligada al sentimiento de culpa que algunos herederos sienten respeto a la herencia recibida. Ante el dilema sobre si la empresa familiar es una “bendición” o una “maldición” eligen la segunda opción y con ello condicionan toda su relación con la misma.
La segunda observación es casi una recomendación que podría enunciarse así: haz de la humildad tu compañera de viaje.Siempre hay oportunidades de aprender si se tiene una correcta actitud de humildad. Desafortunadamente, si de pequeño, en el hogar, se ha fomentado la soberbia confundiéndolo con un insano orgullo de pertenencia, al heredar será difícil corregirlo.
Si te ha tocado nacer rico piensa en el enorme poder transformador que esto conlleva y el bien que puedes hacer para la sociedad en la que vives. Y si te sientes “todopoderoso” por la herencia que te ha tocado, recuerda las palabras de Goethe y entiende la herencia te fue transmitida como una batuta que ha de pasar en las mismas o mejores condiciones a las generaciones siguientes. Únicamente así preservarás su verdadero valor.
El tercer punto tiene que ver con un término difícil de traducir al castellano. Es la “accountability”. En realidad Elkann dijo “be accountable”. Simplificado, es la imperiosa necesidad que obliga a cada heredero a hacerse responsable de sus actos y sus decisiones ante terceros. Aprendiendo de los errores y asumiéndolos con madurez para generar confianza tanto al equipo humano que tienes a tu cargo, como a ti mismo, es el mejor camino para hacerse merecedor de la herencia transmitida.
Con esto me despido del blog, hasta el nuevo curso, deseando a todos un feliz y merecido descanso.