En su saludo, la primera ministra Theresa May aseguró que “han dedicado sus vidas al servicio de Reino Unido y la Mancomunidad”.
La Reina Isabel de Inglaterra y el duque Felipe de Edimburgo han celebrado sus bodas de platino con una pequeña reunión familiar, alejados de la pompa y el protocolo que caracterizaron a sus nupcias hace 70 años.
La pareja se casó en la Abadía de Westminster en Londres el 20 de noviembre de 1947, apenas dos años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, en una esplendorosa ceremonia a la que asistieron jefes de Estado y miembros de la realeza de todas partes del mundo, y enormes multitudes celebraron a la pareja en las calles.
70 años después no se programaron eventos públicos, aunque la reina de 91 años empleó la ocasión para nombrar a Felipe como Caballero de la Gran Cruz de la Orden Real Victoriana por sus servicios a la soberana.
Isabel y su esposo de 96 años, que se retiró de la vida pública activa en agosto, celebraron el aniversario con una fiesta privada en el Castillo de Windsor, el hogar de la monarca situado en el este de Londres.
El evento contrastó con las celebraciones de la pareja por sus bodas de plata, oro y diamantes cuando asistieron a servicios de acción de gracias en la abadía -de 1.000 años de antigüedad-, donde se realizó la coronación de Isabel II y se llevó a cabo el matrimonio de su nieto Guillermo con la ahora princesa Catalina de Cambrigde en 2011.
“Felicitaciones a la reina y al duque Felipe de Edimburgo en la celebración de sus bodas de platino”, dijo la primera ministra británica, Theresa May, en Twitter. “Ellos han dedicado sus vidas al servicio de Reino Unido y la Mancomunidad, mis mejores deseos para ambos en esta ocasión especial”, añadió.
La boda de la princesa Isabel, su título en 1947, con el elegante oficial naval Felipe Mountbatten animó a un país que lidiaba con una crisis económica, un régimen de racionamiento y con la escasez después de la Segunda Guerra Mundial.
Cinco años después Isabel sucedió a su padre, el rey Jorge VI, y ha estado en el trono por 65 años, más que cualquier otro monarca en la historia de Reino Unido, con Felipe a su lado.