En las estrategias de employee centricity se pone especial foco en lograr un mayor entendimiento de lo que sienten los empleados, de sus expectativas, intereses y necesidades.
El compromiso que demuestran los empleados con una organización, su productividad y su contribución a la mejora del ambiente laboral tienen relación directa con la motivación, un aspecto que adquiere cada vez mayor importancia entre las variables que manejan las compañías y, más específicamente, los departamentos de Recursos Humanos.
Por esa razón es que en las estrategias de employee centricity, que vienen incorporando las empresas, se pone especial foco en lograr un mayor entendimiento de lo que sienten los empleados, de sus expectativas, intereses y necesidades, para diseñar de este modo políticas orientadas a mejorar su motivación y su experiencia.
“En estas estrategias son fundamentales los conceptos de personalización y segmentación”, apunta Marina Ierace, directora general para Cono Sur de Meta4. Esto ocurre porque, “aunque existen factores generales que influyen en la motivación, escuchar y conocer las expectativas personales de los empleados nos permite planificar acciones mejor adaptadas a sus necesidades”, explica la ejecutiva.
En ese sentido, existen herramientas como encuestas y entrevistas que pueden utilizarse para medir la motivación. También se puede utilizar el análisis de indicadores indirectos como los índices de rotación, ausentismo, productividad.
Pero la herramienta más potente es la observación y la escucha. Los responsables de los equipos de trabajo, los profesionales del área de Recursos Humanos en la interacción cotidiana con los empleados, juegan un rol fundamental en la valoración del nivel de motivación.
La necesidad de las organizaciones de adaptarse a contextos cada vez más competitivos y dinámicos ha hecho que los empleados pasen a ocupar un lugar central en las estrategias corporativas, y las empresas son cada vez más conscientes de la importancia de la motivación en el logro de los objetivos.
También ha aumentado la comprensión de que, más allá del salario, hay otros factores que influyen en esa motivación: reconocimientos, cultura organizacional, contenido del puesto de trabajo, flexibilidad, desarrollo y autonomía, entre otros.
“Tener empleados desmotivados impacta negativamente en muchos aspectos de las compañías: mayores índices de rotación y ausentismo, deterioro del ambiente laboral, pérdida de talento clave, menor productividad, mayores costos. Son todos factores que terminarán conspirando contra la actividad de la empresa”, advierte Ierace.
Finalmente, destaca el doble rol que juega la tecnología en este tema: “Por un lado, mediante herramientas de HR Analytics que pueden ayudar a detectar riesgos, agilizar la toma de decisiones, identificar personas claves, personalizar o segmentar acciones de recursos humanos. Y por otro, mejorando la comunicación entre la empresa y el empleado, a través de redes sociales corporativas y otros medios que promuevan una comunicación continua y bidireccional, que fomenten y faciliten la participación de los empleados”.
Es hora entonces de que las compañías profundicen estas políticas tendientes a fomentar la motivación del personal. Su gravitación en el mejor funcionamiento de la organización es una realidad que ya nadie pone en duda, y la tecnología necesaria está disponible. Solo resta tomar la decisión.