Una persona resiliente se caracteriza por la aceptación y entendimiento de los hechos que le están ocurriendo, gracias a que ha desarrollado la capacidad de darle sentido a su vida y, de esta manera, ver el futuro con esperanza.
Ante los cambios dramáticos e inesperados que ocurren en el transcurrir de nuestras vidas, existe un recurso que nos permite enfrentar y superar situaciones que podrían ser adversas como la pérdida de un empleo, el término de una relación, el fracaso en un emprendimiento o una enfermedad grave. Nos referimos a la resiliencia.
Rubins Guerrero, docente de la Diplomatura de Coaching Profesional de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), explica que “la resiliencia es la capacidad de generar espacios de posibilidades para resistir, sobreponerse, mejorar y prosperar después de haber vivido una situación de crisis que, desde el coaching ontológico, generan oportunidades de aprendizaje que permiten a las personas encontrar maneras significativas de responder ante las adversidades, tomando consciencia del gran poder que habita en ellas”.
Una persona resiliente se caracteriza por la aceptación y entendimiento de los hechos que le están ocurriendo, gracias a que ha desarrollado la capacidad de darle sentido a su vida y, de esta manera, ver el futuro con esperanza porque tiene la capacidad de utilizar los recursos que posee para lograr los objetivos que tiene a su alcance.
La resiliencia es una competencia que se puede aprender y desarrollar, “a través de un proceso de coaching ontológico, la persona comprometida tiene esta posibilidad, y lo hace, solo luego de tomar consciencia de qué situaciones lo paraliza, de reconocer la ira en la que se encuentra, y de saber que el rol de víctima desde donde habita, no le permite asumir el protagonismo en su vida. Él o ella reconoce en este proceso que se puede nacer muchas veces de diversas formas para amar la vida”, sostiene Rubins Guerrero.
En consecuencia, es importante aprender a ser resiliente porque este recurso está directamente relacionado a aprender a vivir, no de cualquier forma, sino a vivir con sentido. De esta manera, las personas resilientes tienen la capacidad de proyectarse hacia el futuro con una mirada optimista, lo que le permite alimentar el presente para lograr sus objetivos en la vida.
Ante lo expuesto, ¿se puede afirmar que los peruanos somos resilientes? “Con los hechos vividos en las últimas décadas, los peruanos, en vez de resignarse buscaron maneras de resistir y eso en la definición clásica es resiliencia; sin embargo, en la visión de la resiliencia generativa, tenemos una deuda, porque no solo se trata de resistir y seguir, sino de aprender a caminar de nuevo, transformando la adversidad en oportunidad, es aprender a vivir en conciencia”, concluye el docente de la Diplomatura de Coaching Profesional de la PUCP.