Por Maribel Ramírez Coronel, Periodista en temas de economía y salud para El Economista.
El regulador mexicano en materia sanitaria tiene hoy un papel protagónico no sólo en materia de vigilancia y supervisión de toda una enorme gama de productos y servicios relacionados con la salud de la población; su rol también es de suma importancia en materia económica.
Las industrias que regula son asunto delicado simplemente porque producen todo aquello que ingerimos, tomamos, nos untamos, nos aplicamos, inhalamos; es decir, todo lo que entra de una u otra manera a nuestro organismo. Esta industria tiene su propio peso dentro de la producción nacional, de modo que si es adecuadamente regulada está en condiciones de aportar más y ser más competitiva.
De ahí que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) puede considerarse un regulador estratégico para el país. Este año su titular Julio Sánchez y Tepoz tiene retos interesantes para mantener esa política regulatoria responsable que permita fortalecer el acceso de la población a las mejores soluciones en salud a los mejores precios y contribuir a prevenir riesgos sanitarios.
Parte de su responsabilidad es procurar el acceso oportuno a un mercado debidamente abastecido con productos seguros, eficaces y de calidad a los mejores precios, implementar estrategias que protejan a la población contra riesgos sanitarios, promover la actividad económica del sector y combatir productos y servicios ilegales que no cumplan con la normatividad en materia de salud.
Adicionalmente, gracias al creciente reconocimiento internacional en la calidad y nivel regulatorio de su labor, la Cofepris hoy suma su papel en los organismos y esfuerzos multilaterales en el ámbito sanitario.
Por ejemplo, este 1 de enero arrancó la Cofepris su participación formal como miembro pleno del Esquema de Cooperación de Inspección Farmacéutica (PIC/S), que agrupa a las agencias reguladoras más importantes del mundo.
El ingreso a PIC/S le llevó a Cofepris un proceso de más de cinco años y lograrlo a fines del 2017 implicó un reconocimiento a las tareas de regulación sanitaria diseñadas, implementadas y monitoreadas por la Comisión Federal, que cumplen con parámetros de las mejores prácticas internacionales para mejorar la salud pública.
Otro reto de Sánchez y Tepoz para este 2018 será la representación de México en el grupo de coordinación de las Agencias Reguladoras Nacionales de Referencia Regional en las Américas. Para el periodo 2018-2019 a México le corresponde presidir esta agrupación que integra a las agencias regulatorias más importantes de América: Argentina (ANMAT), Brasil (Anvisa), Canadá (Health Canada), Colombia (Invima), Cuba (Cecmed), Chile (INSP) y Estados Unidos (FDA). Entre sus principales objetivos está el avance en la armonización regulatoria en la región.
Esto, independientemente de que el titular de Cofepris debe dar continuidad a la estrategia de liberación de medicamentos genéricos e innovadores, debe consolidar la NOM-257 en materia de biotecnología, la promoción de los dispositivos médicos, la investigación clínica, así como la regulación de insumos derivados de la cannabis para uso terapéutico.
Por si eso no fuera suficiente, entre los compromisos de este regulador está cerrar la brecha del conocimiento científico en temas médicos, además este año realizará la segunda Semana Internacional Cofepris y el primer curso digital de ciencias sanitarias en colaboración con su Centro de Excelencia y la Universidad de California en Berkeley.
No puede dejar de mencionarse que este 2018 deberá arrancar bien la operación de nuevos terceros autorizados en materia de plaguicidas.
Por si alguien aún dudaba de que el regulador sanitario mexicano mantendrá un 2018 bien movido, hay que agregar una encomienda adicional: trabajar para promover la apertura del mercado ruso a las exportaciones mexicanas de productos derivados de la pesca, como sucedió en el caso de países como Brasil y Canadá.