Se trata de un amplio espectro de terapias que incluyen hierbas, vitaminas y minerales, medicina tradicional china, yoga, homeopatía y naturopatía, así como dietas especializadas.
La medicina complementaria y alternativa se ha convertido en una industria multimillonaria a la que recurren miles de pacientes con cáncer en busca de nuevas esperanzas. Se trata de un amplio espectro de terapias que incluyen hierbas, vitaminas y minerales, medicina tradicional china, yoga, homeopatía y naturopatía, así como dietas especializadas.
Entre los pacientes oncológicos es frecuente que muchos de ellos decidan integrarlas en sus esquemas de tratamiento. El riesgo de esto, como lo han señalado varios estudios en los últimos años, es que al asociarse a cierto tipo de creencias, valores y filosofías, su práctica lleva a muchos pacientes a rechazar o abandonar los tratamientos convencionales. En Estados Unidos se estima que entre el 48% y el 88% de los pacientes con cáncer han recurrido a alguna terapia alternativa.
Aunque está claro que cuando los pacientes acuden a ellas y rechazan tajantemente los tratamientos tradicionales esto se traduce en un mayor riesgo de muerte, hasta ahora no se había estudiado con detenimiento qué ocurre con el grupo de pacientes que mezcla terapias alternativas con tratamientos oncológicos clásicos. Cuatro investigadores de la Escuela de Medicina de la U. de Yale, Skyler Johnson, Henry S. Park, Cary P. Gross, James B. Yu, analizaron cerca de dos millones de registros de pacientes oncólogicos para resolver esta duda.
En un artículo que acaban de publicar en la revista Jama Oncology, presentaron los resultados del trabajo con el que demostraron que “los pacientes que recibieron medicina complementaria tenían más probabilidades de rechazar tratamientos oncológicos tradicionales, y tenían un mayor riesgo de muerte”.
La investigación señaló que entre los pacientes oncológicos al menos dos tercios creen que la medicina complementaria prolongará su vida y un tercio espera que cure su enfermedad. “Aunque es posible que la medicina complementaria mejore los resultados al ayudar a los pacientes a tolerar la atención médica convencional y completar su terapia recomendada, estas terapias pueden resultar en una supervivencia inferior como resultado de retrasos en la recepción de tratamiento oncológico tradicional y el rechazo de otras terapias convencionales”, explicaron los autores. La población que más recurre a medicina alternativa son personas jóvenes, mujeres, mayores niveles de educación y con ingresos altos.
“Nuestro trabajo demuestra que los pacientes que usan medicina alternativa complementaria a menudo se comportan de manera similar al rechazar el tratamiento convencional. Como resultado, al igual que los pacientes que usan medicina alternativa (que no se someten a ningún tratamiento tradicional inicial), los pacientes que usan medicina complementaria también se están colocando en un riesgo innecesariamente mayor de muerte al rechazar algunos tratamientos convencionales”, concluyeron.
El trabajo también permitió encontrar una asociación entre un estadio más avanzado de cáncer y una mayor probabilidad de seleccionar medicinas alternativas. “Algo que hasta ahora no se ha explorado en la literatura previa”, apuntaron los autores.