15,5% de los hombres de Nuevo León, en México, padece diabetes.
Con este nivel, y probablemente es más alto en este momento, quizás deba escribirse “contrajeron”, porque no existen registros de una cifra tan elevada de diabetes que surja espontáneamente por razones genéticas o aleatorias.
Los datos obtenidos hace cuatro años colocan a Tamaulipas y el Distrito Federal como el segundo y tercer lugar, respectivamente, en el ránking (con 12,8% y 11,9% de todos los varones enfermos).
México es el país de las Américas con más población obesa y con sobrepeso.
El dato, destacado por las autoridades sanitarias, sumado al total de obesos no diabéticos, proyecta una sombra ominosa sobre el futuro del país, ahora de una manera nueva.
En abril, una creativa investigación realizada por la NYU Stern School of Business, reveló que “la hiperinsulinemia, que muy a menudo es causada por la prediabetes, diabetes temprana o no diagnosticada, o la obesidad, es responsable de casi la mitad de todos los casos de la enfermedad de Alzheimer”.
La prevalencia de estas enfermedades crónicas no parece precisamente un camino rumbo a la prosperidad.