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Anonymous: detrás de la máscara
Martes, Mayo 15, 2012 - 14:56

El grupo más célebre de hackers no tiene una cara, sino muchas. ¿Cuáles son sus orígenes y cómo se organiza?

Han atacado organismos como la CIA y han salido ilesos, han hackeado a gobiernos y religiones como la Cientología, y su popularidad no disminuye. Se hacen llamar Anonymous y son uno de los fenómenos más extraños de la era internet.

El origen de Anonymous se puede rastrear hasta el sitio 4chan, que es básicamente una image board, un tipo de agregador de contenido en internet que permite a sus usuarios crear y publicar temas de manera anónima, anulando individualidades y dando paso a todo tipo de expresión, tanto creativa como violenta.

En sus inicios, Anonymous era poco más que un grupo de adolescentes dados a las bromas crueles. A mediados de 2006, por ejemplo, se burlaron por meses de un joven que se suicidó por perder su iPod. Pero en algún momento, toda esa energía se canalizó a una causa distinta, la que se convertiría en el germen del “activismo hacker”.

El 21 de enero de 2008, mediante un video publicado en el sitio YouTube, con un simple fondo de nubes y una voz computarizada, Anonymous le declaró la guerra a la Iglesia de la Cientología, organización religiosa en la que participan multimillonarios y estrellas de cine como Tom Cruise, y que tiene la fama de controlar excesivamente la libertad de sus miembros, atropellando varios derechos fundamentales de paso.

De ahí en adelante el apoyo fue creciendo, trascendió los límites de 4chan y unió a image boards de similares características, en una oleada llamada Project Chanology, que incluyó protestas presenciales e hizo más reconocido al grupo. Todas estas acciones fueron realizadas bajo la ya reconocida máscara de Guy Fawkes, presente en la película V de Vendetta, y la consigna de que no hay individuos sino grandes ideales.

Des/Organizados. ¿Cuál es la pasta aglutinante que logra unir a millones de personas en todo el mundo bajo un lema común? La política y la religión lo han logrado, y el capital otro tanto. Pero ¿qué pasa cuando no existen jerarquías, ni identidades, ni autorías, ni siquiera un lugar común donde reunirse a discutir?

Rafael del Villar Muñoz, sociólogo de la Universidad Católica de Chile y Doctor en semiótica de la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales de París, tiene una visión particular al respecto. Según el experto, movimientos como los de Anonymous responden a la necesidad de catarsis de los individuos, que buscan equilibrar sus energías mediante una “válvula de escape” donde además pueden representarse como lo que realmente son: la máscara los desenmascara.

Llegar a ser parte de Anonymous es a la vez fácil y complejo. Una búsqueda por internet arrojará una serie de sitios que entregan instrucciones generales, y otros que funcionan como foros donde organizarse e instruir a los recién llegados. El problema es que ninguno de estos sitios puede considerarse “oficial”, y la información es contradictoria. Todo esto sin contar que existen dos facciones importantes: los “pacíficos”, que se oponen a usar ataques, hackeos, y cualquier acto ilegal; y los “destructivos”, que están dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias con tal de hacerse escuchar.

Un ejemplo: el servidor IRC (chat) de AnnonOps, uno de los más reconocidos centros de organización de Anonymous, tiene como mensaje de bienvenida el lema: “Esta red no es para personas que buscan hackear; esta red es para personas que usan su cerebro”. Ingresando a algunos canales pueden encontrarse conversaciones sobre gatos fanáticos de las cajas de cartón, que sin previo aviso se transforman en la necesidad de Anonymous de continuar con la presión contra la ley Sopa. Luego la discusión gira, alguien menciona la idea de realizar un ataque de denegación de servicio y a los siguientes minutos aparece una decena de usuarios ridiculizando al recién llegado que no leyó el mensaje de bienvenida. Es muy probable que la discusión regrese a los gatos y las cajas. Un verdadero caos online.

Un miembro español de Anonymous realizó un video contestando esta y otras preguntas: “Anoymous es una idea. Como tal, nadie se puede unir, sino que se debe compartir”. Según se explica en el video, para ser miembro activo el primer paso es aceptar los principios básicos: la defensa de los derechos y libertades, el reconocimiento de los mecanismos que vulneran dichos derechos, la ausencia de líderes, la utilización de métodos pacíficos de protesta, la importancia de los grupos sociales por sobre el individuo, la igualdad y la fraternidad.

Pero no todo en Anonymous es tan pacífico. Tal y como en sus inicios en 4Chan hacían amenazas de bombas e invadían foros en línea para niños, hoy existen facciones que muchas veces traspasan la ley. La paradoja es que, gracias a ellas, Anonymous ha logrado transformarse en una celebridad global.

El brazo armado. Su nombre es LulzSec, el subgrupo más beligerante y peligroso de la organización. Con LulzSec el grupo se ha conectado de manera más radical con el contexto social y político de hoy.

Si la mayoría de la facción “destructiva” de Anonymous realiza ataques masivos para inhabilitar sitios web durante un par de horas, LulzSec es mucho más detallista. Bajo el lema “¡Riéndonos de su seguridad desde el 2011!”, el grupo ha infiltrado e inhabilitado organismos tan fuertes como la CIA y el Departamento de Seguridad Pública de Arizona, haciendo públicos los nombres de usuario y contraseñas de cientos de policías, además de documentos con tácticas de combate y otras estrategias. Pese a ello, algunos son incrédulos sobre el real impacto del hacktivismo.

“En Anonymous no tienen una causa, están usando a las personas para hacer ataques masivos y al final no logran nada, pero generan un pánico, porque vulneran la confianza”, dice José Matías Neto, director de Technical Support Latinoamérica de McAfee. “Lo que quieren es notoriedad y que hablen de ellos”.

Para el experto, “un ataque de denegación de servicios lo hace hasta un niño de siete años. El perjuicio no es la pérdida de datos, sino la pérdida de la confianza”.

La pregunta es cuál será el lado de Anonymous que termine por resaltar más e instalarse en la memoria colectiva: ¿la defensa por los derechos de las personas, o la falta de confianza en las empresas e instituciones? ¿O quizás las dos?

Autores

Christopher Holloway