Para muchas empresas brasileñas la luz al final del túnel no llegará nunca: 64 compañías, con ventas de hasta US$21 millones, quebraron en el primer bimestre de este año.
Los dos primeros meses del 2014 no fueron buenos para las empresas en Brasil. Según los datos de la consultora Serasa Experian, 64 compañías con ventas netas anuales superiores a US$21 millones se declararon en quiebra en enero y febrero. En el mismo período el año pasado se había registrado apenas algo más de un tercio de esa cifra: 26 solicitudes. Se trata de una variación de alrededor de 150%. Entre las pequeñas y medianas empresas la situación es mejor, y el número de declaraciones de quiebra se redujo, pero no demasiado: bajaron de 176 a 149 en el caso de las que facturan hasta US$1,4 millón anual y de 65 a 62 para aquellas con ingresos netos de US$1,4 a US$21 millones, también por año.
Para Luiz Rabi, economista de la consultora, no se trata de los efectos de una tormenta perfecta, pero sí de un invierno algo inesperado: los sucesivos aumentos en la tasa Selic, por parte del Banco Central, junto con el dólar alto y el débil desempeño de la economía, aumentaron los costos financieros de las empresas. “Con el costo más alto, puede haber habido dificultades de las empresas para cumplir con sus compromisos, y por eso los acreedores impulsan las declaraciones de quiebra”, dice. Es todo un contraste con el arranque del 2013: “El año pasado las declaraciones de quiebra se redujeron, pero este año el panorama se invirtió”, recuerda. Con una perspectiva de crecimiento del PIB del 1,7% para este año y del 2% para el 2015, las empresas deberán ingeniárselas para que el “otoño” de la economía no derive en pulmonía.