La brasileña AMIL compra a la portuguesa HPP, pero es comprada por la estadounidense UnitedHealth.
Nadie sabe para quién trabaja: el Banco Central Europeo (BCE) y el FMI terminaron siendo fundamentales para que el Grupo AMIL, dominante en la provisión de servicios de salud privada en Brasil, desembarcase en Portugal. En noviembre pasado, éste anunció la compra de Hospitales Privados de Portugal (HPP) por € 85,5 millones. Parece poco porque, en realidad, lo que AMIL adquirió fue el derecho de operar y la cartera de clientes de siete centros hospitalarios. No la infraestructura inmobiliaria, que usará pagando un arriendo al vendedor, el banco Caixa Geral de Depósitos (CGD). Éste, por su parte, sólo obtendrá en efectivo cerca de la mitad de la suma estipulada, ya que el monto total incluye la deuda de HPP. Ésta oscilaría entre € 40-46 millones.
¿Qué tuvieron que ver el BCE y FMI con el cambio de manos? La obligatoriedad de la venta fue expresamente incluida en el memorándum que ambas entidades (más la Comisión Europea) obligaron a firmar al gobierno portugués para proceder a su rescate y que determina que los bancos deben cortar toda la “grasa” ajena a su negocio. De todas formas, el nacionalismo brasileño no debería ponerse a dar vítores. Pocas semanas antes, en octubre, AMIL había sido comprada por la estadounidense UnitedHealth en US$ 3.131 millones, la que anunció que espera lanzar una Oferta Pública de Acciones (OPA) en el primer trimestre de 2013. Para el presidente de Amil, Edson de Godoy Bueno, con el arribo de UnitedHealth “se intensificará la competencia entre los proveedores de seguros de salud debido a su calidad”, y, además, se promoverá “la mejora del tipo de servicio que se ofrece en el mercado a través de una relación más estable con los profesionales de la salud”. No automáticamente, sino a lo largo de un lustro.