Tras el éxito de la selección venezolana de fútbol hay una millonaria inversión pública y privada.
En la Copa América de 2001 la selección venezolana recibió siete goles y no marcó ninguno. Diez años después está entre las cuatro mejores del continente. ¿A quién atribuirle el mérito? Parte importante corresponde a Richard Páez, que, entre 2001 y 2011, logró bajar sistemáticamente la diferencia de goles y aumentar el poder de fuego de la Vinotinto.
Pero además de mérito deportivo, ha sido una cuestión de recursos. El gobierno de Hugo Chávez comprometió, según cifras oficiales, más de US$ 1.200 millones en infraestructura para la Copa América de 2007, la primera en que Venezuela pasó a la segunda vuelta. A esto se suma el apoyo de sponsors como Empresas Polar, el principal fabricante de alimentos del país. El grupo dirigido por Lorenzo Mendoza impulsó “importantes convenios y patrocinios con aliados estratégicos como Adidas, así como la transmisión de los partidos de mayores en la señal de RCTV y Meridiano TV”, dice Anyani Sánchez, gerente de comunicaciones externas de Polar.
También coordinaron y ejecutaron clínicas deportivas con los jugadores de la selección en diversas ciudades venezolanas, “potenciando la conexión de los fanáticos y especialmente de los niños con su selección”. Pepsi, una marca emblemática de Polar, produjo el himno de la Vinotinto; Maltín Polar patrocina a Juan Arango, su capitán. A futuro Sánchez destaca la construcción del Centro de Alto Rendimiento, en la isla Margarita. “Será el espacio donde la selección podrá concentrarse como lo hacen las grandes potencias en el fútbol”.