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Desastre en aguas profundas
Sábado, Agosto 14, 2010 - 10:47

La crisis de BP amenaza con encarecer los planes de expansión de Petrobras.


La crisis ecológica generada por la fuga de petróleo desde un pozo submarino operado por la inglesa BP tuvo una víctima a miles de kilómetros del Golfo de México: Petrobras. La petrolera brasileña tiene apostado gran parte de su futuro en las reservas de hidrocarburos detectadas en el pre-sal, como se llama a las profundas capas de suelo submarino en torno a las costas brasileñas, bajo las que hay enormes reservas probadas y por probar. El problema es que el incidente en el golfo y los costos que trajo para BP (que cambió su nombre de British Petroleum a Beyond Petroleum) incrementó la percepción de riesgos en el modelo de negocio de la brasileña y levanta la posibilidad de nuevas regulaciones más estrictas y más costosas para la explotación de los pozos. De hecho, el derrame de BP ocurrió en un pozo a 1.600 metros de profundidad, mientras que los del pre-sal están a 4.500 metros, lo que hace todo el proceso mucho más complejo. El presidente Lula trató de separar los casos y criticó fuertemente a Estados Unidos y a BP por la falta de inversiones realizadas, cosa que Petrobras sí habría hecho. “En Brasil tenemos más tecnología que aquella empresa inglesa que causó el derrame en Estados Unidos”, dijo Lula. “La empresa que causó este desastre, que Dios quiera no se repita, adoptó la política de lo barato que sale caro, lo contrario de Petrobras, que es la empresa con mejor tecnología para buscar petróleo en aguas profundas”.

Según Adriano Pires, director del Centro Brasileño de Infraestructura (CBIE), el aumento de los costos de la exploración son inevitables, aunque no significa que los proyectos del pre-sal dejen de ser rentables. “El accidente cambió la lógica del mercado, que antes pensaba que explorar en el mar implicaba riesgos más bajos”, dice defendiendo un cambio en la legislación para proteger al país de tal riesgo.

“En cuanto a Petrobras, no es cosa de creer, sino de garantizar, algo que Lula al parecer no quiere hacer”, dice Pires. “¿O será que no ha previsto que podría suceder algo parecido a BP, cuyo valor de mercado cayó a la mitad tras el accidente?”

De hecho, la compañía planeaba realizar durante el pasado mes de julio una enorme emisión de acciones, en la que estimaba levantar más de US$ 60.000 millones en capital justamente para financiar la inversión requerida en el pre-sal (se había anunciado como la IPO más grande de la historia), pero la pospuso para septiembre.