Ericsson quiere que América Latina vuelva a ser un motor de sus negocios. El problema son los rivales chinos.
Los 70 fueron una época de gloria para Ericsson en América Latina. La empresa sueca de telecomunicaciones había ganado contratos para construir y modernizar la infraestructura telefónica de Brasil. Ese país llegó a representar hasta 30% de las ventas mundiales de la firma, sólo por detrás de Estados Unidos y Suecia.
“Aspiramos a que la región sea entre10% y 15% de las ventas mundiales de Ericsson”, dice Sergio Quiroga, quien asumió como CEO de Ericsson para América Latina a comienzos de año. Suena a poco comparado con antes, pero es una meta ambiciosa considerando que en 2009 la región representó un poco más de 9% de la facturación global de la compañía.
Quiroga, un ejecutivo brasileño de 42 años nacido en Bolivia, asumió la nueva jefatura regional, basada en São Paulo, en medio de una reciente reorganización global de la empresa, cuyo foco ya no está tanto en los países como en las regiones. “Estamos enfocados en los clientes y tenemos que dar respuestas regionales a clientes como Telefónica y América Móvil; ya no es cuestión de países”, dice.
Se trata de una tarea ardua. Tras dos años miserables para los operadores de telefonía, los principales clientes de Ericsson, las perspectivas de crecimiento son moderadas. Este año habrá tres licitaciones de telefonía de tercera generación (3G) en la región (Brasil, México y Costa Rica), y para los resultados regionales de la empresa sueca será vital que sus socios las ganen. Y luego está la competencia feroz de sus rivales chinos como Huawei, que gracias a los subsidios de Beijing han logrado arrebatarle negocios en todo el mundo. A esto se suma que el proceso de consolidación entre operadores telefónicos, que son sus clientes, y competidores, como la fusión francesa y estadounidense de Alcatel-Lucent, ha acrecentado una tendencia dolorosa para proveedores como Ericsson: la disminución en los precios.
“No hay duda”, dice Quiroga. “Hay una presión a la baja en los precios”.
Dado este contexto, el ejecutivo no descarta que Ericsson realice adquisiciones en la región. “Siempre estamos evaluando empresas para complementar nuestros productos”, dice, sin querer entrar en mayores detalles.
La situación de Ericsson en América Latina ha sido volátil. Las ventas en el primer trimestre de 2010 bajaron 9% frente a igual período del año anterior, en sintonía con la baja global de la empresa. Brasil representa cerca de 39% de las ventas de la región, seguido de México y Chile.
Pero la región fue la que más recortes de personal sufrió el año pasado, según informes de la propia empresa. Casi 2.000 puestos fueron erradicados en América Latina. “Tenemos que ser más eficientes en los procesos que manejamos”, dice Quiroga, al tiempo que reconoce que se trató de recortes que resultaron dolorosos.
“Más que nada fue eliminar puestos redundantes en ventas y marketing regional”, dice Richard Kramer, analista de la firma de análisis de mercado Arete, con sede en Londres y Nueva York. “No tendrá un impacto, ni negativo ni positivo, sobre la posición de la empresa en América Latina”.
Aparte de actualizar las redes de telecomunicaciones y de completar el paso de la telefonía de 2G a 3G en la región, el gran mercado futuro para Ericsson en la región y el mundo es la transmisión de datos. “La voz se volvió un commodity, la banda ancha móvil se come a la banda ancha fija”, dice Quiroga. “Ya no somos la empresa que sólo hace redes, el perfil de Ericsson obviamente cambió”.
Según cálculos de la empresa, el tráfico de datos ha crecido más de 280% en los últimos dos años, sobrepasando por primera vez el volumen de voz. Y eso que existen unos 400 millones de usuarios de teléfonos inteligentes en el mundo, frente a casi 4.000 millones de celulares convencionales de voz. Por eso, el mercado de datos representa una gran oportunidad en Latinoamérica, ya que la penetración de aparatos inteligentes aún es relativamente baja.
SE VIENEN LOS CHINOS
El mayor dolor de cabeza para Ericsson, que el año pasado facturó US$ 28.900 millones, ha sido la competencia de los chinos. Aunque públicamente los ejecutivos de la empresa no se pronuncian al respecto, analistas del sector apuntan a que los suecos están enojados por lo que consideran una competencia desleal, ya que los chinos cuentan con generosos subsidios de su gobierno y como no cotizan en bolsa, no están sujetos a las mismas exigencias de transparencia.
“Ericsson está bajo constante presión de Huawei y ZTE en todo el mundo y aunque todos reciben apoyo de sus gobiernos, en el caso de Ericsson fue de US$ 2.700 millones en 2009 por parte de la agencia de exportaciones de Suecia, los chinos reciben muchísimo más”, afirma Kramer. “Por eso nuestras perspectivas para Ericsson en América Latina continúan siendo cautelosas”.
“Dados los presupuestos consolidados de los operadores, la negociación será cada vez más compleja, más aún si uno toma en cuenta las ofertas de los fabricantes chinos que tienen bajos costos de manufactura”, dice José Garcés, subdirector de Select, una firma mexicana de análisis de mercado. “Por otro lado, un fabricante que tiene una solución más barata, pero que cuenta con pocos antecedentes de implementaciones de redes exitosas en América Latina también tiene desventajas”.
Pero la presión de los chinos es real. Hace dos años le ganaron a Ericsson una licitación en Costa Rica. “Pronosticamos que esta industria avanzará cada vez más hacia un duopolio entre Ericsson y Huawei, con otros jugadores como la china ZTE, Alcatel-Lucent y NSN (Nokia-Siemens Networks) participando en los márgenes del negocio”, afirma un reciente reporte del banco de inversiones suizo UBS. Y agrega: “Creemos que la amenaza de los competidores chinos será un tema central este año”.
Pero Sergio Quiroga no quiere hablar de los chinos. “Creemos que uno de los factores que más afectan la competencia en esta industria es la relación con los clientes”, dice. “Ericsson respeta a su competencia, independientemente del país que provenga”.