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Energía Positiva
Sábado, Agosto 14, 2010 - 16:11

Concluyó una carrera destacada en varios gigantes industriales. Pero se tentó con quedarse en México. Ahora deberá consolidar a Siemens como proveedor de energía limpia en la región.


Santiago. Menos de seis meses le duró la jubilación a Louise Goeser. Tras casi una década en Ford y 25 años en grandes conglomerados industriales, como Westinghouse, esta ejecutiva estadounidense, nacida en Chicago y enamorada de México, aceptó dirigir en marzo de 2009 las operaciones de Siemens en ese país y Centroamérica.

No es un desafío menor. La división cuenta con 13 plantas en México y filiales en Costa Rica, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Panamá y República Dominicana. El año pasado facturó US$1.590 millones, de los cuales 90% correspondieron a la operación mexicana. Aunque cuenta con una importante cartera de clientes privados, como los grupos mexicanos Carso y Modelo, una buena parte de los contratos corresponde a empresas estatales, como la Comisión Federal de Electricidad.

Goeser estudió matemáticas en la Universidad Estatal de Pennsylvania y obtuvo una maestría en administración de empresas en la Universidad de Pittsburgh. Es una experta en control y análisis estadístico, talento que aplicó en desarrollar programas de calidad total para Whirlpool y luego Ford, donde llegó en 1999 como vicepresidenta de Calidad Global. Algunos analistas de la industria la consideran el cerebro detrás del famoso estándar Seis Sigma y de la Vía hacia adelante, lanzada por la automotriz estadounidense para mejorar sus márgenes a través de la satisfacción del cliente.

En los tres años que dirigió Ford en México, Goeser logró atraer inversiones por US$ 5.000 millones y crear 12.000 empleos. Consolidó el tercer lugar de la compañía en la industria automotriz mexicana y logró transformar la planta de Hermosillo en una de las más modernas del mundo.

Ahora Goeser no sólo deberá adaptarse a la cultura empresarial europea de su nuevo empleador. Ya ha debido enfrentar algunos problemas de imagen que la alemana Siemens arrastra del pasado, específicamente un contrato con Pemex firmado a comienzos de la década y sobre el que pesan acusaciones de sobornos y sobreprecios.

Además de la industria pesada, Siemens proporciona equipos al sector salud: los grandes equipos de diagnóstico representan 20% de sus ingresos en México, equivalente a US$ 120 millones el año pasado. Pero es la energía donde se jugará su prestigio durante los próximos años. Ha logrado contratos importantes, como el de modernizar la red eléctrica de Ciudad de México con redes inteligentes, y otro aún más significativo por sus implicancias a futuro: el parque eólico de Los Vergeles, en el estado de Tamaulipas. Se trata del primer pedido de aerogeneradores en Latinoamérica que tiene Siemens, e incluye la instalación, puesta en marcha y mantenimiento de 70 generadores durante cinco años, por un total de US$ 270 millones.

Las enormes estructuras de Siemens no sólo suministrarán energía para los municipios de Tamaulipas. Ayudarán a disminuir el consumo de combustibles fósiles, lo que, a su vez, se traducirá en bonos de carbono que el gobierno local podrá vender a los países desarrollados. Aparte, Goeser estudia proyectos similares en Matamoros, Llera, Aldama y San Fernando.

Autores

Patricia Zvaighaft y Carlos Tromben