El 65% de las mujeres latinoamericanas acceden a las drogas porque alguien se las regala. En el microtráfico son especialmente valoradas, lo que sumado a las políticas prohibicionistas genera un creciente problema social.
La muchacha avanza en la fila de inmigración en el aeropuerto de Buenos Aires, recibe su pasaporte y se dirige, nerviosa, a recuperar su maleta, donde trae una encomienda desde Lima. Puede que pase desapercibida. O puede que no. En ese caso pasará a formar parte de la legión de reclusas que llenan los penales latinoamericanos por quebrantar las leyes de drogas. Mientras tanto, en otro punto de la ciudad, a una muchacha de clase media alta le regalan su primer “porro”.
El 68% de las mujeres en Buenos Aires accede a las drogas por esta vía, contra 72% en La Paz. Éstos son algunos de los números del estudio Política de Drogas, Narcotráfico, Consumo y la Mujer, elaborado por el Observatorio Latinoamericano de Políticas de Drogas y Opinión Púbica. El estudio fue elaborado mediante un trabajo de campo anual consistente en 3.893 encuestas presenciales cara en cara, en seis países, a mujeres de entre 18 a 34 años, y arroja interesantes resultados sobre el comportamiento consumidor de las mujeres y su percepción acerca de las políticas y campañas gubernamentales.
“La política de drogas en América Latina tiene como principales víctimas a las mujeres y a los jóvenes”, afirma Eduardo Vergara, director de la ONG Asuntos del Sur, bajo cuyo alero se realizó el estudio. “Para los carteles usan a las mujeres en el microtráfico porque pasan más desapercibidas. Y el resultado es nefasto: en las cárceles de mujeres en Ecuador el 80% está por ley de drogas. En Chile las mujeres presas por delitos asociados a drogas forman el 42%.
La principal conclusión del estudio es que en la región se observa un cambio en los patrones de comportamiento de las mujeres, acortándose las brechas de consumo con los hombres. La encuesta reveló que las mujeres latinoamericanas se sienten menos discriminadas que los hombres por consumir drogas ilícitas, aunque son más cautelosas a la hora de apoyar la legalización de la marihuana. La otra cara de esta actitud liberal es el ejército de mujeres detenidas por traficar. “Muchas heredan estas redes de sus parejas cuando éstas caen presas”, afirma Vergara, precisando que, en el caso chileno, “sólo el 17% de las 85.000 personas detenidas al año por drogas son traficantes, el resto es por consumo, porte y cultivo”. A veces, el regalo trae una cárcel como bonus track.