Las empresas familiares crecen sin hacer frente a conflictos internos ni dilemas de sucesión.
Según Pricewaterhouse Coopers, muchas empresas familiares no están haciendo las provisiones adecuadas para el futuro. La consultora realizó una encuesta a más de 1.600 ejecutivos de empresas familiares, en 35 países, con el propósito de saber cómo están lidiando con la crisis económica y cómo se están preparando para lo que pueda deparar el futuro en materia de riesgos, inestabilidad y estructura de propiedad.
Sobre este último punto, el 53% de los encuestados por PwC respondió que espera que el negocio se mantenga en la familia. No obstante, el 48% no tiene ningún plan de sucesión, un porcentaje similar al de la última encuesta de hace dos años. De los que sí tienen un plan de sucesión, sólo el 50% ha decidido quién se encargará del puesto más alto.
“La definición del nuevo liderazgo es un proceso que toma tiempo, debe formar parte de las temáticas del protocolo familiar”, dice José Antonio Torres, director del programa de empresas familiares de la Cámara de Comercio de Lima. “La selección del líder depende principalmente del tamaño de la estructura de gobierno de la empresa”.
Para el ejecutivo son pocas las empresas que optan por un líder externo, porque la estructura organizacional es simple y manejable por un miembro de la familia. “Conforme va creciendo la empresa, es necesario contar con una estructura organizacional de tipo gerencial que requiere de una mayor profesionalización”, dice.
La encuesta también reveló que pocas empresas están preparadas para enfrentar los conflictos entre los miembros de la familia, algo no poco frecuente cuando, por ejemplo, fallece el patriarca fundador. Sólo el 29% de los encuestados señaló que han introducido procedimientos para resolver disputas. Y, en comparación con la muestra de 2007, el porcentaje de empresas familiares que experimentan la tensión ha aumentado considerablemente. Muchas veces el éxito trae problemas.
¿Soluciones? “Por ejemplo, contar con un programa de asesoramiento y monitoreo de un equipo especializado (consejeros familiares y asesores externos de directorio) que promueva el consenso en la toma de decisiones en el grupo familiar y su implantación en los negocios”, dice Torres.