En varios países el fisco apabulla a los automovilistas.
Brasil tiene la gasolina más cara de América Latina y Venezuela la más barata. Hasta aquí no hay novedad. Lo que sí puede sorprender es la proporción de impuestos que soportan los consumidores de cada país para llenar el estanque. A excepción de México, donde el combustible de hecho está subsidiado, el impuesto va de un 10% en Ecuador a un 49% en Argentina. El reciente y frustrado “gasolinazo” de Evo Morales y las protestas contra el gobierno chileno en la región austral, debido al alza en los precios del gas licuado, demuestran que con los precios del combustible no se juega.