Los trabajadores migrantes en Chile, sobre todo los de América Latina, van dejando atrás el estigma de ser poco calificados y abusados laboralmente. Hoy son mucho más educados y menos pobres que hace unos años.
José llegó de Cali a Santiago hace cinco meses. Unos conocidos de su ciudad lo contactaron con Carlos, otro compatriota, quien hace un año instaló una tienda de carcasas y otros accesorios para teléfonos celulares en una galería cercana a la Plaza de Armas. Hoy José trabaja como vendedor en esa tienda, donde aplica los estudios técnicos que adquirió en Colombia. En Chile gana más plata que lo que ganaba en su país: por eso está acá.
Su historia muestra la experiencia de cada vez más latinoamericanos y otros extranjeros que llegan a Chile a trabajar, quienes hoy responden a un perfil mucho más educado y menos pobre que hace unos años.
Varios estudios recientes se han encargado de derribar el mito de que los trabajadores que vienen de la región y de otras latitudes son poco calificados y abusados laboralmente.
“Son personas con nivel de educación un poco mayor que el promedio de los trabajadores locales y eso hace que se inserten de bastante buena manera”, dice Jaime Ruiz-Tagle, investigador del Departamento de Economía y Centro de Microdatos de la Universidad de Chile.
El nivel de educación promedio de los trabajadores migrantes es de 12,6 años de estudio en 2009 comparado con 10,4 años de sus pares nativos, dice el estudio “Migración y Mercado Laboral en Chile”, que elaboraron Jaime Ruiz-Tagle y Dante Contreras, en noviembre pasado. Además, este grupo tiene una incidencia de 11% de pobreza, comparado con el 15% de sus semejantes chilenos.
Incluso, tienen mayor porcentaje de ocupación que el resto de la población local: mientras el 68% del total de los extranjeros mayores de 15 años está con un puesto, el empleo entre los trabajadores chilenos sobre 15 alcanza a 57%.
En cuanto a trabajar con contrato, la diferencia a favor de los trabajadores locales no es tan sustancial: el 61% de los migrantes lo tiene versus el 65% chileno. Sin embargo, “los extranjeros se enfrentan con este modelo de relaciones laborales, donde un contrato de trabajo no asegura mejores condiciones de vida”, dice Alexander Páez, investigador de la Fundación Sol, que estudia el mundo del trabajo en Chile, por lo que la posibilidad de ganar un sueldo suculento es muy escasa.
Más allá de las cifras duras, la percepción de los trabajadores migrantes sobre las condiciones en Chile es positiva, dice el estudio “Características de las dinámicas laborales de los trabajadores migrantes de la Región Metropolitana” -donde se concentra más de la mitad de los migrantes- que realizó la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Un 60% de los 412 migrantes encuestados para el estudio de la OIM cree que “no se discrimina a los extranjeros”.Un 76% dice tener las mismas oportunidades de salario que los chilenos y un 80%, las mismas oportunidades de ascenso.
De hecho, en los segmentos de mayor educación, los inmigrantes ganan más que sus pares chilenos.
Pero estos trabajadores llegan a insertarse a un mercado laboral donde la mitad de los trabajadores gana $ 250.000 al mes o menos, según la CASEN 2011, dice Alexander Páez.
La diferencia con el trabajador chileno son las horas trabajadas. Mientras para el promedio de los chilenos son de 43,3 a la semana, las de los extranjeros son de 44,7 horas, dice el estudio de la Universidad de Chile. Y los migrantes saben que ésa es su principal ventaja sobre sus pares chilenos: un 40% de ellos cree que es lo que más facilita su acceso al mercado laboral chileno y un 53,8% trabaja horas extras, dice el estudio de la OIM que encuestó a migrantes de Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, Argentina, Haití y República Dominicana.
Ni tantos
Otro mito que derriban las cifras es la idea que en el último tiempo ha habido un gran aumento de inmigrantes. Lo cierto es que este crecimiento, si bien existe, no ha sido tan fuerte y no modifica el mercado laboral en Chile, ni en cuanto a acceso a plazas laborales, ni sobre los salarios.
Los migrantes representaban el 1,3% de la población de Chile en 2009, equivalente a 208.000 personas, mientras que en 2006 alcanzaban el 1% con 154.000, según la encuesta Casen de cada año, mientras que en 1992 constituían el 0,8%, es decir, 105.000 residentes, dice el estudio de la Universidad de Chile.
“Los inmigrantes deberían representar al menos un 10% para que produjeran alguna presión”, dice Ruiz-Tagle.
La migración hacia Chile ha crecido a un ritmo de 5.900 permisos migratorios anuales adicionales entre 2002 y 2011 y hay cerca de 370.000 extranjeros que viven en Chile. Mientras que la cantidad de visas sujeta a contrato, temporarias y de estudiante otorgadas entre enero y octubre de 2012, subió 27% respecto del mismo periodo del año anterior, según cifras de la Subsecretaría del Interior.
Incluso las webs de búsqueda de trabajo por internet dan cuenta del fenómeno. Trabajando.com registró un alza de 1,8% de extranjeros buscando trabajo en Chile en sus portales entre enero y septiembre de 2012 versus igual lapso de 2011, llegando a 63.027 personas.
También aumentan las empresas que requieren trabajadores extranjeros. Una encuesta de Laborum.com en agosto a 100 empresas arrojó que el 61% dijo haber contratado a personal extranjero en los últimos meses. De ellos, 24% son peruanos, 17% colombianos, 10% españoles y otro 10% argentinos, en general altamente calificados para suplir la falta de especialistas del país en minera, tecnología y agro.
Esta tendencia seguirá, dice Páez. “La llegada de inmigrantes irá aumentando, sobre todo de profesionales en áreas que acá se están asalarizando”, es decir, de profesionales que ya no trabajan autónomamente y ahora lo hacen para corporaciones, como los médicos, ingenieros y o técnicos de alto nivel.
Menos nanas y más patrones
Los trabajos a los que se dedican los inmigrantes han evolucionado hacia los menos precarios. Entre 2006 y 2009 la cantidad de migrantes en servicio doméstico (puertas adentro y afuera) bajó desde 16% del total a 12%, mientras que la proporción de quienes son patrones o empleadores subió desde 5% del total a 8% en 2009, según el estudio de la Universidad de Chile.
Los profesionales, científicos e intelectuales pasaron de 18% en 2006 a 23% en 2009 y los vendedores pasaron de 16% a 22% en el mismo lapso; por el contrario, los trabajadores no calificados bajaron desde 24% a 21%, dice el estudio de la Universidad de Chile.
De los extranjeros que buscan trabajo en Chile a través de los portales asociados a Trabajando.com, 62% tiene estudios de nivel superior -técnicos (26%) o universitarios (36%)- principalmente de Administración de Empresas, Derecho, Ingeniería y Economía.
Factor Colombia
Los colombianos lideran el ranking de inmigrantes con algún grado de calificación, de acuerdo a los datos de Trabajando.com, totalizando 21.920, es decir, el 34,8%. Les siguen los argentinos (19.320) con el 30,7%, españoles (9.124) 14,5%, venezolanos (4.801) 7,6% y brasileños (2.512) 4%.
Para Ricardo Garcés, gerente general de Trabajando.com en Colombia, el caso de su país responde a que están enfrentando “una alta tasa de desempleo, por lo que muchos migran en busca de más oportunidades, salarios o para encontrar un trabajo que llevan buscando por meses o años”.
De hecho, los colombianos acapararon el 22,6% de las visas de trabajo, siendo sólo superados por los peruanos, que ostentan la mitad de las otorgadas en 2011 y 2012 (a octubre). Ello es relevante porque Colombia representa sólo el 4% del origen total de población extranjera residente en Chile, ubicándose tras Perú, Argentina, Bolivia y Ecuador.
¿Más visas?
En este escenario, el gobierno anunció a fines de noviembre cambios a la Ley de Extranjería en materia laboral. El ministro del Interior, Andrés Chadwick, dijo a la prensa que ante el aumento de extranjeros en búsqueda de trabajo en Chile, era necesario cambiar la regulación actual que no se adecua a la nueva realidad. “Buscamos cambiar el actual sistema de otorgamiento de visas y residencias”, explicó.
Todo indica que uno de los aspectos fundamentales de la normativa será facilitar el ingreso de migrantes en sectores específicos donde hay escasez de mano de obra, como el agro, sobre todo para la época de cosecha, y la construcción.
Los empresarios proponen aumentar el tope máximo de extranjeros permitidos por empresa, que hoy se sitúa en 15% de la dotación total, pero el gobierno se estaría inclinando por un sistema de visas temporales, parecido al de Nueva Zelanda o Australia, para actividades y lugares específicos con igualdad de trato laboral respecto de sus pares chilenos para migrantes con alguna especialidad. Esto preocupa al empresariado, pues las labores donde escasea la mano de obra no requieren calificación.
El buen momento económico por el que pasa Latinoamérica, en contraposición a Estados Unidos y Europa, poco a poco comienza a reflejarse en que una mayor cantidad de la población está adquiriendo niveles educacionales más altos.
Esto les abre horizontes laborales más allá de sus propios países, pero no con una mano por delante y la otra por detrás, como antes, sino con un buen currículum vitae bajo el brazo.