El gobierno cubano pretende resolver la quiebra de su aparato estatal fomentando el emprendedorismo de subsistencia.
Hoy son pocos los que tienen permiso para hacer negocios por cuenta propia en Cuba. Los órganos del Estado representan más del 90% de la economía del país y los pocos que pueden acceder a una licencia de “cuentapropista”, como le llaman en La Habana, están llenos de restricciones. Por ejemplo, sólo pueden contratar a parientes para que trabajen con ellos y su acceso a insumos depende de la burocrática autorización estatal.
El gobierno cubano, no obstante, anunció que relajará algunas de estas medidas y que ofrecerá unas 460.000 licencias para llevar a cabo trabajos por cuenta propia. Se trata de una enorme reforma en una economía con 11,2 millones de habitantes y un ingreso per cápita de US$ 4.000, según la Cepal.
No se trata de un cambio ideológico de los hermanos Raúl y Fidel Castro, quienes gobiernan.Cuba desde hace 51 años, relegando cualquier iniciativa económica que huela a capitalismo.
El problema es que el deficitario Estado cubano, que antes dependía del subsidio soviético y hoy del venezolano, ya no da más para sostener a su enorme burocracia. Por ello, la Central Cubana de Trabajadores (CTC) anunció que despedirá a 500.000 trabajadores estatales, el 10% de la fuerza laboral del país, entre octubre de 2010 y el primer trimestre de 2011.
“El Estado no puede ni debe continuar manteniendo empresas con plantillas infladas y pérdidas que lastran la economía, generan malos hábitos y deforman la conducta de los trabajadores”, dice el comunicado de la CTC. No es una mala opción para los cubanos que accedan a esos permisos de cuentapropistas.
Mientras en el Estado pueden aspirar a salarios que no superan los US$ 20 mensuales, como zapateros y tenderos pueden llegar a más de US$ 100. Claro, en el país no existe mucha formación que promueva la iniciativa privada (la carrera de contabilidad estuvo suspendida por muchos años en las universidades de la isla) y el financiamiento será escaso.
Y nada asegura que la burocracia cubana no siga estrangulando el desarrollo empresarial. Pese a que países como Brasil han comprometido su apoyo para fomentar el desarrollo de estas micro y pequeñas empresas, la falta de financiamiento, tecnología y recursos humanos, en un ambiente de excesivas regulaciones, seguirán siendo la tónica.
Por ahora no hay que hacerse muchas ilusiones: la gran mayoría será un emprendimiento de subsistencia que bordeará la economía informal.