¿Qué futuro tiene el Mercosur? ¿Sortearán algún día Brasil y México sus muros recíprocos? Osvaldo Rosales, director de la División de Comercio Internacional e Integración de la CEPAL, abordó estos y otros temas en conversación con AméricaEconomía.
- América Latina está pasando por un buen momento exportador. Y, sin embargo, hay críticas al modelo. ¿Cuál es su visión?
En general la región mostró un incremento exportador cercano al 20%-25% en los últimos cinco años, fundamentalmente por el shock favorable en términos de demanda de productos básicos y el incremento del precio asociado a ello. Hay, por lo tanto, un desafío en términos de contar con una estructura exportadora que sea más intensiva en conocimiento y en valor agregado. Se requiere de un cambio en la estructura de las empresas exportadoras, es decir, que aumente el número de actores. Hoy, en comparación con Asia o Europa, tenemos pocas empresas exportadoras y muchas PYME que exportan muy poco.
- ¿Qué cabe esperar de esquemas de integración como el Mercosur?
El Mercosur en este momento enfrenta un momento de reflexión estratégica. Digo esto porque la reflexión no puede examinarse al margen de otros hechos que se están dando en el contexto internacional. Por ejemplo, la desaceleración marcadísima de la zona euro afecta al Mercosur más que a ninguna zona de otra región, porque Europa como mercado-destino es mucho más importante para Brasil y Argentina que para el resto de otros países de Centroamérica. Otro factor importante es la aproximación de Chile y Asia. Tenemos ahora la presencia de Uruguay como observador de la alianza del Pacífico, con una alta probabilidad de solicitar una membresía plena el próximo año. Tenemos a Costa Rica también como observador de la alianza. Hay una serie de ecuaciones tratando de equilibrarse y está esta posibilidad enorme de libre comercio entre Brasil y México, que si llegara a concretarse no sólo impulsaría la integración regional, sino que se transformaría en un evento de carácter global y significaría una reformulación de los sistemas existentes en el Mercosur.
- ¿Realmente ve como algo probable un tratado de libre comercio entre México y Brasil?
Hace dos años se veía más cercana la alianza entre México y Brasil, luego esto se congeló, pero cambió con los nuevos gobiernos. Yo mantengo una cierta cuota de optimismo, pues las tendencias globales empujan en esta dirección.
- ¿Cómo ven ustedes desde su punto de vista el potencial de Colombia en el plano regional?
Hace años vengo insistiendo en que Colombia tiene todas las condiciones para ser una de las economías atractivas de la región en el resto de esta década y en el futuro. Se suma a ello el clima de paz que podría concretarse. Estrictamente en términos económicos, el tamaño de población que tiene Colombia, la fortaleza de su economía, su dotación de recursos naturales y la calidad de sus organizaciones hacen que Colombia esté ganando puntos a nivel mundial. Además, el hecho que durante varios años EE.UU. hubiese congelado el tratado de libre comercio y las dificultades que tuvo con Venezuela, hicieron que Colombia descubriera Asia. Actualmente, Colombia está postulando a ser miembro de APEC y está jugando un rol muy importante con Asia Pacífico. La confluencia de Chile, Colombia y Perú genera un espacio económico nada despreciable en América del Sur. Hay una gran tendencia de convergencia normativa entre estas tres naciones, lo cual estimula aún más el dinamismo de este mercado unificado.
- ¿Es el camino correcto el que están tomando los países del ARCO del Pacífico?
Son economías abiertas, orientadas a ganar espacios competitivos en la economía global, con cadenas de valor que vinculan a varios países.
Segundo, uno ve en esas economías la relevancia del capital humano, el gasto e innovación, la obsesión de las empresas por avanzar en materia de innovación y patentes. Todo eso es parte de ese éxito.
Tercero, la necesidad práctica de coordinarse, de practicar, dejando en un segundo plano las diferencias políticas. Ahí hay un mensaje para nuestra región.
- ¿Qué tarea debiera asumir, en este contexto, Hugo Chávez como líder del ALBA?
El análisis de los países del ALBA hay que hacerlo caso a caso. Seamos realistas, en América del Sur hay diferencias ideológicas respecto de cómo concebir el aporte de la globalización. Sería absurdo desconocerlo. Pero más allá de eso en todos los países los objetivos son similares: todos quieren diversificarse y reducir el peso de las exportaciones de recursos naturales. Y desde este punto de vista hay espacio para políticas de cooperación que no tienen por qué pasar necesariamente por acuerdos de libre comercio. Eso se ha polarizado excesivamente porque hay quienes creen que un TLC sustituye una política de desarrollo. Están muy equivocados.
Lo más importante es tener las políticas complementarias (apoyar las PYME, capacitación, infraestructura, etc.) que permitan aprovechar los TLC. El país que tiene una red TLC y carece de estas políticas, le va a sacar poco provecho. Ahí es donde ponemos el énfasis y donde hay espacio para la cooperación regional.
- Respecto de las PYME, ¿cuáles son esas políticas para impulsar la internacionalización?
Obviamente hay un tema de financiamiento. Las PYME son bastante heroicas porque, si logran seguir funcionando con las tasas de interés leoninas que tienen que pagar, muestran que son grandes emprendedores. Tenemos una asimetría increíble en los costos del financiamiento. La gran empresa puede financiarse a 4%, mientras que la PYME puede pagar hasta 25%. Y la gran empresa se financia además a plazos más largos.
En segundo lugar está el tema de la certificación de calidad. Cuando uno examina el porcentaje de PYME que acceden a programas de certificación, estamos muy pero muy lejos del plano asiático e incluso europeo. Entonces para que las PYME puedan participar de las cadenas de valor como proveedores directos o indirectos de las grandes empresas, tenemos que asegurar que logren niveles de calidad internacionales.
Tercer punto importante, capacitación. La mano de obra debe ser capaz de manejar los equipos sofisticados y competencias. Así la remuneración puede responder a una mayor productividad y así tener un efecto en la cohesión social. Y, por último, políticas públicas en infraestructura, logística y conectividad con un sesgo pro PYME pueden traducirse en un aumento del emprendimiento, sean o no orientadas a la exportación, pero que, a la postre, generan más actividad económica.