Telmex cumplió 20 años como empresa privada y la autoridad le regaló dos sanciones administrativas que le impiden dar servicios integrados en México.
“La competencia no está bloqueada”, dice Héctor Slim Seade, director general de Teléfonos de México (Telmex) y sobrino de Carlos Slim, el hombre más rico del mundo.
Sin embargo, sus competidores y el gobierno mexicano lo contradicen. A 20 años de su privatización, Telmex recibió dos sanciones administrativas por el incumplimiento en la prestación de servicios de interconexión a otros operadores.
“Ya hay dos sanciones firmadas y otras en la mesa para su revisión final”, dijo Juan Molinar Horcasitas, titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT). Y fue taxativo: hasta que estén resueltas no se podrá modificar el título de concesión de Telmex, impidiéndole ofrecer en México servicios de triple play: telefonía, televisión y/o radio e internet, a través de una misma línea.
El conflicto se remonta a octubre de 2006, cuando la SCT emitió un acuerdo para la convergencia tecnológica en el país. A grandes rasgos estipulaba los lineamientos para que, en condiciones de competencia, las empresas pudiesen proporcionar triple play. Ello implicó habilitar a las telefónicas para transmitir señal de TV y a las de TV por cable para dar servicio telefónico.
En el proceso se le exigieron a Telmex tres condiciones: portabilidad (que los usuarios pudiesen llevarse su número telefónico con la compañía que deseen), interconexión (que los operadores pudiesen conectarse entre sí) e interoperabilidad (el adecuado funcionamiento de dos redes interconectadas). A decir de Slim, los tres requisitos han sido cumplidos, pero siguen esperando que el gobierno cumpla su parte y les autorice la convergencia.
De acuerdo con cifras de la empresa, en 2009 Telmex cursó 42.000 millones de interconexiones mientras que en el año 2000 se cursaban apenas 10.000. Sobre estos números se apoya Slim para negar las acusaciones de actitudes monopólicas, las mismas que, según diversos analistas, dieron lugar a la Ley Federal de Competencia recién aprobada en el Senado.
Además Slim jura que todos los operadores que les han pedido interconexión están interconectados. “Lo que les duele a muchos competidores es que, a pesar de que Telmex no tenga triple play y el resto de la competencia sí, siga con el control de las dos terceras partes del mercado, pero eso no es bloqueo, es competencia”, asegura.
Otro punto de defensa de la empresa tiene que ver con la concentración de sus competidores en zonas urbanas de alto poder adquisitivo. “Si tenemos el 100% del mercado en zonas rurales es porque nadie quiere invertir ahí”, explica Slim, y es que, en efecto, las otras compañías se han enfocado en las regiones más rentables del país, acentuando así la desigualdad: los pobres tienen las tarifas más altas y una sola opción.
A pesar de ello, las tarifas del sector telecomunicaciones mantienen la tendencia a la baja, tanto en términos reales como nominales. Según reporta la SCT, “la entrada de la competencia en el sector ha permitido la expansión de nuevos servicios a más mexicanos, así como la introducción de tecnologías”.
De acuerdo con el Índice de Precios del Servicio Telefónico, a septiembre de 2010 las tarifas en México se redujeron 0,6% en términos reales. Las tarifas de larga distancia a Estados Unidos y Canadá se redujeron 1,73%, mientras que las de tráfico nacional registraron un descenso de 3,38%.
Claro que si las comparamos con el concierto internacional, las tarifas para línea fija en México siguen por arriba del promedio de la OCDE. Una canasta de llamadas residenciales de alta intensidad (8.600 minutos anuales), elaborada en 2009 por el organismo internacional, costó US$ 1.598. Sólo en la República Checa se observaron tarifas superiores.
El especialista Gabriel Sosa Plata afirma que Megacable –principal detractor de Telmex– tiene la llamada oferta de entrada (entry level) más cara de todas las empresas de los países analizados por la OCDE. El dato no es anecdótico.
Quienes más han criticado –y demandado– a Telmex son los industriales de la televisión por cable, mejor conocidos como cableros. Si nos atenemos a la OCDE, son una industria marginal, que apenas cuenta con el 28% de penetración en México, mientras que en el promedio de los países que integran la organización es del 73%.
Además, Megacable, en unión con Telefónica y Televisa, obtuvo la concesión de la red de fibra óptica instalada por la paraestatal Comisión Federal de Electricidad. El proceso ha sido cuestionado por todos menos por Telmex, lo que más bien parece menospreciar el hecho, o al menos así lo dieron a entender con sus gestos y expresiones los nueve directivos que acompañaron a Héctor Slim durante la entrevista con AméricaEconomía, al ser cuestionados sobre el tema. “Está muy bien lo de la fibra óptica. El problema de México no es de redes, ni de infraestructura, el problema es de convergencia. Que todos compitan con todos”, dice en alusión a su demanda para que les otorguen el triple play.
Para José Garcés Rosas, director de análisis de la agencia de mercados tecnológicos Select, el problema no es de las empresas sino un aspecto estructural del país: la mala distribución del ingreso. Ante ello el gobierno debería actuar, más que un policía, como negociador que ayude a desarrollar las zonas más atrasadas del país: “Ya se nos fueron 20 años discutiendo, y hay zonas como Chiapas donde todavía no hay cobertura”, dice.
Garcés Rosas estima que el hecho de que haya regiones muy atrasadas no es motivo para que no se siga avanzando en la modernización de Monterrey, Guadalajara o el Distrito Federal. Además, considera inútil el freno puesto a Telmex en materia de convergencia y cita como ejemplo el inicio de la telefonía celular en México. En aquel entonces se le dio una ventaja competitiva a Iusacell, una empresa que estuvo en riesgo de desaparecer y ha crecido poco en comparación con América Móvil, que de ser una simple filial de Telmex, ahora es el buque insignia del grupo.
20 AÑOS NO ES NADA
En esta coyuntura llega Telmex a los 20 años como empresa privada. Su mesa directiva se reunió con apenas cuatro medios para, de manera independiente, presentarles a lo largo de casi dos horas un reporte de actividades pormenorizado de la empresa, algo inusual y avasallante.
Los logros no son poca cosa. Cuando se hicieron cargo de la compañía, ésta tenía apenas 5 millones de líneas y 2 millones en lista de espera. Una instalación podía tardar dos años, al punto que los anuncios de casas destacaban como atributo la línea incluida.
Hoy este lapso se ha reducido de 15 a tres días. Recibieron una empresa sin fibra óptica e instalaron la red más grande del país con 112.000 kilómetros. Capacitaron al personal, que tenía en promedio 5,7 años de escolaridad (algunos eran analfabetos) y para ello construyeron una universidad con el respaldo del Massachusetts Institute of Technology. En la actualidad la educación alcanza los 15 años promedio.
En materia de acceso tecnológico México tiene un rezago de casi seis años, pues sólo entre el 10% y 15% de las escuelas cuentan con computadoras e internet y la penetración de banda ancha ronda el 35% de los hogares del país. En el caso de Telmex, esto se traduce en apenas 4 millones de accesos diarios a la red. Si consideramos que en el país habitan 112 millones de personas, aun sin convergencia la empresa tiene un mercado rentable que explotar.
A inicios de 2010, el ingeniero Carlos Slim anunció que el futuro de la empresa se basará en el desarrollo de la educación y la cultura digital, y su sobrino Héctor remató: “En los próximos tres años puede haber cuando menos 12 millones de accesos y más del 50 por ciento de la población con acceso a banda ancha. No estamos limitando a que esto sea sólo Telmex, [será] Telmex y los competidores”.