Ex alcalde de Nueva York invertirá US$57 millones para que Chile, Brasil y Filipinas aprendan a no sobreexplotar sus mares.
La industria pesquera de Chile vive una crisis. La capacidad de captura y procesamiento para un solo pez, el jurel, asciende a casi un millón de toneladas. Pero la sobreexplotación llevó a que la cuota máxima de pesca actualmente sea de apenas 250.000 toneladas. En el caso de la merluza común, entre 2012 y 2013 su biomasa total (que ya venía cuesta abajo) cayó 17%, lo que llevó a que la cuota permitida, para este 2014, se estreche de 40.000 a 19.000 toneladas. La sardina y la anchoveta también hacen equilibrio al borde del abismo. Más de 1.000 personas han perdido sus empleos y la recuperación, al menos parcial, de las poblaciones podría tardar hasta una década. También la merluza ha sido depredada en Argentina. Entre 1990 y hoy su población disponible cayó en un 90%. La escasez es grave porque de ella depende el 60% de la industria pesquera de ese país. En Perú y Brasil también hay problemas.
¿Hay alguien que pueda ayudar en este escenario de depredación tan temido como anunciado? Sí: el ex alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg. La ONG Philantropies Bloomberg, anunció que invertirá US$53 millones en promover la pesca sustentable en Chile, Brasil y Filipinas.
Para ejecutar el proyecto, la ONG se reunió con tres organizaciones independientes que tienen sedes en los países elegidos. Se trata de Oceana, especializada en políticas públicas; Rare, que centra su trabajo en las comunidades de pescadores, y Eko Asset Management Partners, activa en los proyectos que recompensen financieramente las prácticas de pesca más sostenibles. “Cada vez más inversores buscan iniciativas que ayudan al medio ambiente”, dice Adam Wolfensohn, director de esta última. No se trata de administrar la escasez, sino de no empacharse hoy para pasar hambre mañana, como ha estado ocurriendo. Según Bloomberg Philantropies, una mejor gestión de los recursos pesqueros incrementaría en más del 50% la abundancia de peces y hasta 40% los ingresos provenientes de la pesca. No es poco, dado que “se espera que la demanda de alimentos aumente 70% entre hoy y 2050, pero la oferta de pescado salvaje está disminuyendo”, dice Andrew Sharpless, presidente de Oceana.