El ahora Grupo Nutresa busca un repotenciamiento de su imagen y negocios.
Nadie podría acusar al ahora ex Grupo Nacional de Chocolates de no ser cauto o plegarse a las modas sin reflexión ninguna: después de medio siglo, decidió abrirse a nuevos socios mediante la emisión, en junio, de 25 millones de acciones ordinarias, las que se cotizaron a US$ 11,43 cada una. Y eso no es todo: la exitosa IPO fue precedida de un cambio simbólico mayor: cambió su nombre (en marzo pasado) a Nutresa, para evitar confusiones entre la casa matriz y una de sus filiales, la Compañía Nacional de Chocolates.
“Buscamos obtener recursos frescos para seguir creciendo y darle liquidez a la acción ordinaria del grupo. Para que haya una mejor formación del precio y con ello mejores perspectivas de valoración para los accionistas”, explica el presidente del conglomerado, Carlos Enrique Piedrahíta, quien agrega que –gracias a ello– están llegando inversionistas chilenos y peruanos con fondos mutuos y de pensiones. En otras palabras, apostando al MILA, el incipiente mercado financiero integrado de Chile, Colombia y Perú, para fondearse.
En cuanto al rebautizo, hay razones de imagen corporativa. Se trata de reflejar, arguye el ejecutivo, con mayor claridad el componente de sus diferentes negocios, que incluye seis líneas en el área de alimentos. Por eso las compañías del grupo con funciones transversales también hicieron el cambio: Comercial Nutresa, anterior Cordialsa de Colombia; Servicios Nutresa, en lugar de Servicios Nacional de Chocolates, y Fundación Grupo Nutresa en reemplazo de Fundación Grupo Nacional de Chocolates.
“Escogimos Nutresa porque nos permite tener un posicionamiento más claro y distintivo para nuestra organización, de acuerdo a lo que somos y hacemos. Es un nombre que está asociado directamente con la nutrición, siendo incluyente de todas las categorías de alimentos en las que participamos”, asegura Piedrahíta, contento con los efectos del uso intensivo de la pila bautismal.